El   gobierno federal no solo sostendrá, sino que desplegará al Ejército y la Marina   para abatir los niveles de violencia, porque la acción del crimen organizado dejó   de ser un asunto de seguridad pública para convertirse en un tema de seguridad   interior. 
 
 Así lo   define el Programa para la Seguridad Nacional 2014-2018, elaborado por el gobierno   del presidente Enrique Peña y publicado en el Diario Oficial de la Federación el   pasado 30 de abril. 
 
 En ese documento se señala que las "fuerzas armadas poseen   características que hacen necesaria e indispensable su participación en   operaciones para reducir la violencia y garantizar la paz social en regiones   específicas del país". 
 
 Añade que el entrenamiento, disciplina, inteligencia, logística,   espíritu de cuerpo, movilidad y capacidad de respuesta y de fuego de los militares   representan "un cimiento sobre el que debe apoyarse el Estado frente a grupos   delictivos organizados que cuentan con gran poder económico, armamento y una   presencia territorial en localidades y regiones específicas". 
 
  En ese programa el gobierno federal   reitera que privilegiará las labores de inteligencia en el combate a las bandas   criminales "para evitar el empleo desproporcionado de la fuerza o escenarios de   confrontación que generen hechos violentos.
 
 "La actuación del crimen organizado en ciertas regiones del país dejó   de ser un fenómeno vinculado al mantenimiento de la seguridad pública para   convertirse en un tema de seguridad interior", se añade. 
 
 Precisa que "será necesario desplegar   y sostener las fuerzas federales en aquellas zonas del territorio nacional que   tienen una importancia estratégica para la consolidación de la presencia del   Estado y la contención de la violencia a corto, mediano y largo   plazos". 
 
 Este   plan del gobierno adelanta también que las actividades de los militares deberán   darse en una "operación conjunta con la Policía Federal y otras instituciones de   seguridad y justicia". 
 
 En ese sentido, señala que esa colaboración "deberá realizarse con un   entendimiento claro de sus ámbitos de responsabilidad". 
 
 El Programa para la Seguridad Nacional   plantea un escenario de expansión de las actividades ilícitas vinculadas con el   crimen organizado trasnacional, que aumentó sus ganancias y su capacidad para   corromper autoridades locales para asegurar el tráfico de drogas. 
 
 "Con el paso del tiempo la presencia   de grupos criminales y otros actores armados no estatales en algunas zonas del   país se convirtió en una amenaza que rebasó la capacidad de las autoridades   locales", señala el documento elaborado por la actual administración   federal. 
 
 Reitera que esta circunstancia "exigió la intervención decidida del   gobierno de la República en aquellos estados y municipios donde la población y las   instituciones de Seguridad Pública locales corrían el riesgo de quedar a merced de   los actores armados vinculados al crimen organizado". 
 
 Asimismo, el documento plantea ampliar   la capacidad de anticipación y respuesta de las instituciones de seguridad y   defensa para que se encuentren en condiciones de fortalecer la autoridad del   Estado en cualquier parte del territorio. 
 
 MÁS PRESENCIA MILITAR 
 
 "Una política integral de seguridad interior también demanda   fortalecer la presencia de las fuerzas federales en el territorio nacional para   contribuir a la protección de las instalaciones estratégicas y a un efectivo   ejercicio del poder nacional sobre nuestro espacio aéreo, terrestre y marítimo",   se señala en la propuesta. 
 
 Ahí mismo se define a las fuerzas federales como el "contingente   disciplinado y armado, conformado por personal de las instituciones que forman   parte de la comunidad de seguridad y defensa del país: Armada de México, Ejército   y Fuerza Aérea Mexicanos, Policía Federal y la Policía Federal   Ministerial". 
 
 Al   mismo tiempo, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto también impulsa un   marco jurídico en materia de seguridad interior que otorgue "certidumbre legal y   administrativa" a la actuación de las instituciones civiles y militares   responsables de su preservación. 
 
 Para el gobierno de la República es clara la exigencia ciudadana de   reducir la violencia y recuperar la paz, y refiere que "la seguridad interior y la   seguridad pública se encuentran ampliamente interrelacionadas, además de que    exigen un uso diferenciado del poder del Estado". 
 
 La importancia de lo anterior,   precisa, es para enfrentar los riesgos que pueden vulnerar las instituciones y   velar por la observancia del estado de derecho. 
 
 Para ello se propone "transformar el   entorno operativo que ha permitido el fortalecimiento del crimen organizado" y   "establecer medidas que cambien estructuralmente la realidad social" de las   regiones más violentas. 
 
 El gobierno aclara que las políticas públicas de seguridad y   procuración de justicia buscarán en todo momento reducir la violencia y   restablecer la paz. 
 
 Esto será posible si se combaten los delitos que más vulneran a la   sociedad, pero sobre todo si se privilegia la prevención, el uso de inteligencia y   el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y procuración de justicia.      | 
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