miércoles, 3 de diciembre de 2014

MundoNarco.Com

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“La plata y el plomo” Las leyes del narco

Posted: 02 Dec 2014 06:20 PM PST

La complicidad entre policías y narcotraficantes responde a una consigna básica que así se expresa: "plata y plomo". Julián Andrade revela algunas de esas complicidades, un círculo perverso donde el dinero sucio siempre termina por imponer su ley.

Estoy convencido de que la leyenda de "la plata o el plomo ' no es sino eso, una historia no confirmada que tiene muy poco que ver con la realidad. Las cosas en el mundo de la policía son mucho menos elaboradas y se reducen a "la plata y el plomo".

En un ensamblaje irrompible. Si se acepta dinero del narcotráfico, al final alguien terminará muerto. Así son las reglas. Queda la opción, en efecto, del botín de guerra y el dinero frío. Muchas fortunas se han forjado con lo que queda de las guerras, con el dinero que acompaña, como un imán.

A los narcos en sus propiedades y en sus viajes. Hay reglas básicas, sin embargo. Si el narco muere, la mitad es para la viuda, en un contrato sagrado. Para quien viole el acuerdo, están Los Cobradores, sujetos encargados de mantener el orden y el respeto a ciertas tradiciones.

La tarde que tuve esta revelación fue ante un San Judas Tadeo de tamaño natural, a sus pies una manzana y medio vaso de agua, adornado, todo, con una decena de veladoras.

El santo patrono de policías y narcos se enseñoreaba en un rincón de las oficinas de la PGR en Ciudad Juárez. Chihuahua. Detrás de él, la imagen de un águila daba cuenta de dónde estábamos y a dónde íbamos. La subdelegación se encontraba en la que fuera la casa de un conocido narcotraficante, el Güero Chabelo. Dividida en chalets, la oficina contaba con alberca, en ese tiempo vacía, y con canchas de frontón que hacían las veces de bodega.

Habían matado a un jefe de grupo, en una de las agrestes colonias de la ciudad, en Lomas de Poleo, lugar que años después saltaría a la fama por los crímenes en contra de cientos de mujeres, cuyos cadáveres eran —y aún son— arrojados en ese lugar, a unos metros de la frontera con Texas.

Ahí, en Juárez, las historias son tan duras como sencillas. Días antes, la judicial del estado interrogaba a un joven acusado de homicidio:

—¿Por qué la mataste?

—Por bruja.

—Pero era tu mamá.

—Era puta.

Jesús Roberto Gil quemó a su madre luego de matarla clavándole un desarmador en el cráneo. La autopsia reveló, también, el desgarre total de la vagina.

El tipo de la judicial tenía un balazo en la frente. El polvo del desierto cubría la sangre y la convertía en una especie de pasta, como el pegamento cuando se le echa brillantina, aunque de un color morado, casi negro. Su pistola, una Baretta .9 milímetros, estaba a un lado, con el cartucho cortado (señalarían después los expertos), dando cuenta que la velocidad es asunto de vida o muerte.

—Se quiso comer todo —me dijo un jefe de servicios periciales de la procuraduría del estado.

Horas después y con un trauma que poblaría mis pesadillas durante años, el subdelegado de la policía judicial federal me explicó, ahí, ante San Judas:

—No se mama y se da de topes. Las líneas son frágiles. Combates al narco o estás a su servicio, y no se trata sólo de dinero, porque lana hay por todos lados, sino de lo que uno pacta y a lo que se compromete. Estaba chavo, agarró el dinero, se arrepintió y quiso remediarlo. Así de pinche es este trabajo.

El jefe de grupo tenía una maleta con dólares en su apartamento. En fajos de veinte, las cuentas dieron la cantidad de 20,000. ¿Cuánto vale una vida?

El error era pequeño, comentarían policías de más oficio y de piel a prueba de cualquier resentimiento, el problema era, como siempre, que existen modalidades en la vida que requieren de una precisión milimétrica.

Me llamaba la atención el santo, porque mi tía abuela, de 96 años, tiene una teoría que acaso es la más cercana a la realidad, y para ella Judas Tadeo es un tipo confundido entre el bien y el mal:

—Cuando le rezo le digo que no creo que esté de parte de los malos, que eso son calumnias, pero quién sabe.

La tía, forjada en la dureza de la guerra civil española y el exilio, hermana, además, de militares republicanos, lo dice por la dicotomía que hay entre autoridades y narcotraficantes. La traición no está en asumir cualquiera de los oficios, sino en querer tener ambos.

Quizá la policía se explique en la propia paradoja del santo, en su capacidad de proteger a ambos, de tomarse las cosas con calma y de asumir que el tono gris es el que impera, aunque la publicidad y el discurso quieran otra cosa.

—¿ La ley, comandante? —alcancé a preguntar.

-—No mames, vamos a echar un trago y a tratar de olvidar toda esta porquería —me respondió el Yankee.

Lo yankees son los jefes indiscutidos de la policía federal. Encargados de pactar o no pactar, reparten el dinero y hacen que la institución funcione, en un círculo perverso donde el dinero sucio se impone.

Los jóvenes policías, recién salidos del instituto de capacitación, son enviados a las distintas plazas del país, sin armas y sin dinero. Ahí se acaba el romanticismo, sobre todo cuando los narcos los reciben con dólares, teléfono celular y alojamiento. Uno de ellos era el jefe de grupo con el balazo en la frente. Hay cosas, ni hablar, que no pueden aprenderse en la escuela.

El Yankee, Issac Sánchez Pérez, moriría de un balazo en la nuca en 1996. Investigaba, para la Secodam, la corrupción en la PGR. Nada se sabe, hasta ahora, de los asesinos. El Yankee tenía a su cargo, según se informó, el rastreo de algunas cuentas en dólares, sobre todo en San Diego y en las Islas Caimán.

—En la policía no se puede ser descuidado —me había dicho alguna vez el comandante ante mi pregunta sobre la necesidad de las escoltas—. Recuerda siempre que a estos tipos les gusta la sopa fría.

Dos sicarios le dispararían a quemarropa. La firma, inconfundible: los AK-47. Sin escolta y de espaldas, entraba confiado a su casa, en las cercanías del Instituto de Combate a las Drogas.

El dinero sucio, el de la droga, no se cuenta, se pesa. Toneladas de dólares cambian de manos y circulan por todo el territorio nacional. Es el aceite de una maquinaria pervertida y corrupta.

Alguna vez, un general de los militares más prestigiados del país, comentaría entre divertido y preocupado:

—Recibí la llamada de un encargado de zona, para decir que habían detenido a dos sujetos que traían una cantidad impresionante de dólares. Ordené, de inmediato, que se contara el dinero para dar parte a las autoridades civiles. Eran las diez de la noche. A las doce hablé para saber si ya tenían el dato. Me informaron que no. Me retiré. A la mañana siguiente, como a las diez, pedí el parte, no estaba. Furioso, me comuniqué con el encargado de hacer las cuentas: "¿Qué no saben contar?", les dije. "General", me respondieron, "no es pretexto, pero ¿ha intentado usted contar dos millones de dólares?".

Es la danza del dinero, el capital que dificulta, hasta lo imposible, cualquier intento de depuración. Ese, y no otro, es el esqueleto de la Procuraduría, esa "institución maldita".

En el aeropuerto de Ciudad Juárez, diez hombres armados, vestidos con uniforme negro, hacen guardia en la escalinata de un avión privado. El Yankee, Hernández Robledo, recibe a su invitado. El Chapo Guzmán lo abraza, se saludan y suben a una camioneta. Una escolta de tres autos más lo sigue para viajar a El Paso. El narco está de vacaciones.

El grupo de inteligencia de la policía estatal informa a la delegación de la PGR. Se inicia la averiguación previa y el comandante es concentrado en la Ciudad de México. La contraloría no avanza y Hernández Robledo es asignado a una plaza codiciada: Cancún.

Cuando el Chapo es detenido, a raíz del crimen del cardenal Posadas, el comandante se da a la fuga, antes, incluso, de que su nombre apareciera en los documentos que contenían, en clave, la nómina del narco. Esa misma tarde,Ciudad Juárez se convierte en un escudo, organizado por la policía, para proteger la huida de colaboradores del cártel de Guadalajara. Decenas de coches con placas de Jalisco están estacionados en el Hotel del Rey. Toda la noche llegaría gente de Jalisco para pasar la frontera. Era el retrato no sólo de la colaboración de la policía judicial con los barones de la droga, sino la evidencia del derrumbe de un emperador.

Detenido el gran jefe, colaboradores y sirvientes optaron por emprender una larga marcha para esperar tiempos mejores. La danza de jefes policiacos involucrados con este narco es impresionante. Uno de ellos, Edgar Antonio García Dávila, sería detenido por su participación en el crimen de Posadas: los hermanos Arrellano le habían ordenado vigilar una de las entradas del aeropuerto, por si las cosas se ponían feas, ya que tenían pensado "levantar al Chapo Guzmán". Las cosas no sólo se pusieron feas sino tétricas y en 25 segundos la historia del país había sufrido un golpe tremendo, cuando El Tarzán, gatillero del cártel de Tijuana, drogado, decidió rociar de plomo a propios y extraños.

García Dávila moriría, años después, en un enfrentamiento en el municipio de Zapopan. y su hermano Oscar Benjamín García sería detenido por la protección que le daba al encargado del cártel de Cancún, Alcides Ramón Magaña, mejor conocido como El Metro, en una historia que no termina y de la que ya hay varios damnificados, entre ellos el exgobernador de Quintana Roo Mario Villanueva, quien se encuentra prófugo.

En Guadalajara el ejército catea las propiedades de los dos grupos de narcos, asegurando propiedades y armas, incluso el "niñero" de los hijos del Chapo es puesto a disposición de las autoridades.

Hay policías malos, muy malos, casi de cuento o de espectáculo nocturno. Una noche se le informó al delegado de la PGR en Chihuahua que tenía una llamada; la voz, de una mujer consternada, no quería dar razón a alguien que no fuera él en persona.

—Tienen a un empresario secuestrado en un hotel en Parral; lo van a matar si no se hace algo.

Eos datos, escuetos, fueron por lo visto suficientes para desatar la ira del funcionario que organizó un rápido operativo rumbo al pueblo donde murió Francisco Villa.

El hotel de paso era pequeño e inmundo, por lo que fue fácil llegar a la habitación indicada, después de los datos obtenidos con informantes y chismosos, de esos que siempre aparecen en el lugar indicado y que ganan con su conocimiento algunos cientos de pesos.

La escena, macabra: un tipo amarrado en la regadera y tres policías judiciales federales vigilándolo con sólo una distracción: su juego de poker y la música de El Príncipe de la Canción, José José, que salía de un aparato para discos compactos.

Uos oficiales fueron detenidos de inmediato y confesaron que estaban al mando del comandante Crescenciano Liceaga, hombre fogueado en los tiempos de la Operación Cóndor y de la persecución de la guerrilla por las sierras de todo el país.

El delegado se encaminó a donde se hospedaba el comandante y lo detuvo sin mayor problema.

—Es un pinche narco, no es empresario, ya sabe que yo nunca le pego a los buenos.

—El tipo está muy golpeado, ya ni la chingan —le alcanzaron a decir.

—Es de piel delicada, cualquier cosita le queda marcada.

En efecto, el secuestrado tenía fama de ser puchador de droga y contaba con órdenes de aprehensión en su contra, por las que fue remitido al juez. Crescenciano, por su parte, vivió algunos meses en la penitenciaría de Chihuahua, acusado de secuestro y tortura, hasta que por la magia y el dinero pudo abandonarla para ingresar en otra corporación policiaca.

Las historias se pueden mezclar en una sucesión interminable y aún poco explorada de la vida privada de la policía y sus grandes fechorías. Es un mundo que está al acecho, cerca de todos, en la última línea de fuego, donde se ganan y se pierden las guerras.

La ley ahí es otra cosa, sujeta a reglas armadas durante décadas, que tienen muy poco que ver con nuestro marco legal, pero que al mismo tiempo hacen funcionar una maquinaria impresionante de hacer dinero. n

Julián Andrade Jardí. Subdirector de información del periódico La Crónica de Hoy.

Nuevos mitos de la guerra contra el narco

Posted: 02 Dec 2014 06:14 PM PST

México enfrenta cinco duras realidades con relación al tema de la lucha contra el crimen organizado y la inseguridad.

1. La violencia es inevitable. 2. Tomará bastante tiempo controlarla. 3. No hay atajo, salida fácil, ni solución rápida posible. 4. No existe un "culpable", porque lo que se está viviendo es el resultado de un proceso histórico. 5. La violencia sólo se reducirá con un gran esfuerzo en dos aspectos.

El fortalecimiento y transformación profunda de las instituciones de seguridad y justicia, y un cambio de los ciudadanos con respecto al valor que tienen la ley y el orden en una sociedad democrática. México tiene sobradas capacidades intelectuales y suficientes recursos materiales.

Para resolver el problema, pero ha venido enfrentando dificultades para entender lo que está pasando.

mitos

En general, en otros países, a los gobiernos se les exige eficiencia para controlar a los violentos o delincuentes porque la gente entiende que éstos son los que generan la violencia. En México, por el contrario, la demanda es que termine la violencia; y esto deriva en que hay sectores de la sociedad que exigen paz a toda costa, culpando al gobierno por la violencia y le piden que deje de perseguir a los violentos. Generándose lo que podemos calificar como "populismo pacifista".

La realidad es que la violencia es simplemente una manifestación del problema; es un indicador de lo que Guillermo Valdés, ex director del CISEN, ha llamado crecimiento de la "densidad criminal", y que consiste en la suma de: la existencia de organizaciones nacionales y regionales con amplia presencia territorial; el crecimiento de los brazos armados de los cárteles, hasta convertirse en "ejércitos privados"; la expansión de sus sistemas de información y la creciente disponibilidad de armas; la penetración, cooptación o intimidación de algunos sectores sociales, claves para la actividad criminal. Todo ello en un contexto de profunda debilidad institucional y un mercado de drogas —internacional y nacional— cambiante, que afecta sus ingresos.

Detrás de análisis supuestamente sofisticados para demandar el final urgente de la violencia, subyace la idea de que lo mejor hubiera sido evitarse el conflicto y continuar conviviendo con los grupos criminales. En otras palabras: administrar el problema en vez de resolverlo. A esto obedecen ideas como tregua o negociación.

En el fondo, lo que ocurre es que hay una distribución desigual de los riesgos que genera un escenario muy complejo. Para unos la violencia propicia un problema de percepción por el impacto de noticias atemorizantes; pero para otros lo principal son los delincuentes como parte de su realidad cotidiana, ante la cual viven sometidos y humillados. Obviamente, no es lo mismo hablar de convivir con criminales desde Santa Fe, Polanco o la Condesa, que soportarlos en Ciudad Juárez, Nuevo Laredo o Michoacán.

Esta realidad termina dividiendo a las elites del país sobre si era o no indispensable actuar. Un escenario de unidad sólo hubiese sido posible si la amenaza fuera percibida de igual manera por todos, pero esto hubiera implicado actuar hasta que el problema se agravara más, como ocurrió en Colombia.

En ese sentido, decirle a la sociedad que son necesarios sacrificios, tiempo y mucho trabajo para resolver el problema es nadar contra corriente. Lo más sencillo y rentable es sintonizarse con el auditorio, señalar un culpable y presentar ideas populistas sobre la paz que supuestamente resolverían la violencia rápido, con poco esfuerzo y sin mucho ruido. Por ello han tenido tanto éxito mediático enfoques analíticos evidentemente pobres.

Aversión al conflicto
Tiene razón mi amigo Jorge Castañeda cuando en su excelente libro Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos1 habla de un rasgo cultural de la sociedad que él llama "aversión al conflicto". Dice Castañeda que este rasgo "resulta disfuncional para la incipiente democracia mexicana e impide su desarrollo". La tesis de Castañeda de "aversión al conflicto" como rasgo cultural mexicano se ha visto reflejada en distintos hechos de los últimos años, como la decisión de no construir el nuevo aeropuerto de la ciudad de México porque un pequeño grupo de habitantes de una comunidad se opuso; también apareció cuando las instalaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México permanecieron tomadas por una minoría de estudiantes durante un año; igual lo vimos cuando el gobierno de Oaxaca fue virtualmente derrocado y mantenido bajo control rebelde durante seis meses. No es casual que se diga que México es la ciudad con la mayor cantidad de protestas callejeras, plantones y ocupación de plazas (algunas durante años) en todo el planeta. Hay, en general, temor a poner orden, no importa cuánto se afecte el interés colectivo, con tal de "evitarse un pleito".

Lo que Castañeda llama "aversión al conflicto" no es exclusivo de México, se trata en realidad de un rasgo cultural del subdesarrollo, común a otras sociedades. En Colombia, por ejemplo, se referían a ella como la "cultura del atajo", que consiste en buscar un camino que evite enfrentar —y por tanto resolver— un problema. El Estado colombiano se tomó demasiado tiempo para asumir la responsabilidad de confrontar a las decenas de grupos armados que le disputaban autoridad en extensas zonas de su territorio. Igual que en México hubo quienes en su momento cuestionaron que se combatiera al crimen organizado porque decían que eso generaría violencia. Los costos para Colombia de haber atrasado la decisión de confrontar fue la expansión del problema, 30 años de guerra, más de 300 mil muertos y tres millones de desplazados.2

"Aversión al conflicto" significa administrar problemas en vez de resolverlos, lo que deriva en convivir con éstos hasta que exploten. Jorge Castañeda lo dice de forma más clara cuando dice que los mexicanos "son renuentes a elegir entre polares o binarios. En pocas palabras, queremos siempre 'chiflar y comer pinole', o 'mamar y dar de topes' ".3 Los colombianos, al enfrentar mediante campañas mediáticas esta disfuncionalidad, la señalaban como "cinismo" que debía ser superado por el civismo. Es justamente este rasgo cultural lo que conduce a analizar el problema de la seguridad en México desde la lógica de los criminales, en vez de revisar y fortalecer las capacidades propias del Estado y los ciudadanos. Muchas de las tesis que se oponen a confrontar al crimen organizado intentan encontrar caminos para volver pacíficos a los criminales, en vez de fortalecer al Estado para que controle a los delincuentes. Lo primero les luce más confortable que lo segundo porque depende de los criminales, mientras que lo segundo requiere un gran esfuerzo propio. Sin embargo, lo que ocurrió en México es que se agotó la posibilidad de continuar con una seguridad basada en administrar el delito. El control social centralizado, que era el componente principal de ese modelo, se debilitó con la pluralidad que trajo la democracia.

El viejo modelo de administración de los conflictos en su momento fue muy exitoso. México tiene en su historia reciente niveles de represión política comparativamente muy bajos con respecto al resto de Latinoamérica. La cooptación como primer recurso para enfrentar protestas sociales o grupos rebeldes funcionó muy bien y dejó un valioso legado de tolerancia. Mientras los sindicalistas mexicanos se volvían millonarios, los de Centroamérica y Sudamérica eran asesinados. Sin embargo, la cooptación creó redes clientelares, desnaturalizó los movimientos sociales, fomentó la corrupción y volvió caótica la capital y otras ciudades del país. La cultura de movilizaciones y protestas pagadas acabó con su carácter de recurso espontáneo de excepción. Al punto que éstas se han deslegitimado y convertido en un ejercicio clientelar sin ningún valor de presión. La disfuncionalidad de los movimientos sociales y sindicatos estratégicos tendrá que ser enfrentada y resuelta tarde o temprano.

Igualmente, el viejo modelo de seguridad está en una profunda crisis y por ello hay tanta violencia. México necesita mandar al baúl de los recuerdos su viejo sistema de creencias sobre "caudillos que controlaban todo"; "delincuentes armados que eran sólo unos contrabandistas pacíficos" y "policías mal pagadas, poco educadas, corruptas y abusivas que funcionaban". Ya no queda más opción que sustituir esas ideas, ahora reaccionarias, por un ideario progresista y modernizante sobre lo que implican la seguridad y la justicia en una sociedad democrática. El éxito del documental Presunto culpable es una señal de esa demanda de modernización. Historias similares podrían documentarse sobre las policías, las prisiones, la corrupción, o sobre la complicidad y tolerancia social al delito.

10 argumentos para evadir el conflicto

Han tomado carta de naturalidad en el debate público mexicano al menos 10 argumentos para evadir el conflicto, argumentos de aversión al riesgo y cultura del atajo. Son los siguientes.

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1. Primero debió prepararse la fuerza. El crimen organizado es un enemigo que se come al Estado por dentro. En México ya dominaba algunas ciudades y zonas del país, controlaba el Aeropuerto Internacional de la capital, otros aeropuertos, puertos, prisiones, y había penetrado a las instituciones municipales, estatales y federales de seguridad y justicia. Postergar la decisión de actuar por evadir el conflicto era permitirle que siguiera creciendo. En una situación así la determinación para contener es mucho más importante que esperar hasta poder hacerlo en un escenario perfecto. La primera medida es expulsar al enemigo de los puntos vitales, después hay que organizarse sobre la marcha e ir a buscarlo a las zonas donde éste es más fuerte. En realidad, decir "primero debimos prepararnos" es decir de forma indirecta que "no debimos actuar".

2. Se debe priorizar la prevención. La prevención supone actuar antes de una emergencia, no se puede aplicar una política preventiva para evitar lo que ya está pasando. El dilema entre prevención o represión es normalmente presentado como si se tratara de alternativas separadas, cuando en realidad ambas son indispensables para la seguridad. La dosis de una u otra depende del nivel de desarrollo que tenga la amenaza que se está enfrentando. Las políticas sociales no pueden reducir la densidad criminal ya existente y tampoco pueden transformar en buenas personas a los miles de asesinos que ya están matando en las calles. En una situación como la que enfrenta México es tan importante tener suficientes escuelas y maestros para garantizar seguridad en el futuro, como tener suficientes prisiones y policías para garantizar la seguridad en el presente. En otras palabras, no hay manera de evadir el conflicto y evitar la necesidad de reprimir a los delincuentes.

3. Se debe usar más la inteligencia. Lo que la mayoría de la gente sabe de inteligencia viene del imaginario que se construyó con la propaganda de la época de la Guerra Fría. Así que cuando se habla de inteligencia se piensa en superhombres expertos en todo que se infiltran en las filas enemigas. La realidad es, en sentido práctico, bastante más sencilla y, en sentido social, bastante más compleja. La base de la inteligencia es el control social y territorial. Esto es lo que permite contar con redes de informantes y reclutar personas que pueden infiltrarse de forma natural en las filas enemigas, sin necesidad de ser superhombres. Una vez que se tiene ese dominio se producen capturas que permiten reclutar criminales y convertirlos en informantes. Estados Unidos suele tener mucho éxito con los criminales extraditados que al arribar a su territorio se desmoralizan al saber que allí no serán dueños de la prisión. Esto los lleva rápidamente a confesar y colaborar. Pero en México eran los criminales quienes dominaban socialmente en sus zonas y quienes habían reclutado a policías y funcionarios. Con esto podían anticiparse a los movimientos de la autoridad y realizar sus actividades con seguridad. Cuando las fuerzas federales empezaron a disputarles el control territorial y comenzaron a realizarse capturas que permitieron obtener más información para lograr nuevas capturas, se abrió un ciclo ascendente de resultados que ha llevado a capturar a 20 de los 37 capos más buscados. Es indispensable usar más inteligencia, pero la inteligencia no se construye en el imaginario, ni surge sólo de una reforma administrativa o legal, o gastando más dinero. La inteligencia no es un instrumento mágico que permite evadir el conflicto y resolver el problema con acciones quirúrgicas rápidas y fáciles, como en las películas. Para tener el dominio de inteligencia, entre otras cosas, hay que recuperar autoridad en el terreno, depurar las corporaciones propias y controlar de verdad las prisiones.

4. Hay que negociar o acordar una tregua. Ésta es una de las formas más ingenuas, directas y desesperadas de pretender evadir el conflicto. Comenzó como una idea pragmática de sectores conservadores, pero ahora ha sido asumida incluso por algunos sectores de la izquierda. Más allá de las dificultades legales que implica, es impracticable. Lo que existe es, esencialmente, una guerra entre cárteles, por lo tanto el Estado tendría que convertirse en mediador y reconciliador de los criminales. Proponerse una negociación implica responderse estas preguntas: ¿cómo se negociaría?, ¿quiénes representarían al Estado y quiénes a los criminales?, ¿qué se negociaría?, y ¿cuáles serían las garantías para que unos tipos que decapitan, descuartizan y masacran cumplan su palabra? Cuando se habla de negociar se está confesando debilidad propia y se está reconociendo legitimidad a los criminales. Esa legitimidad criminal se convierte en autorización para que funcionarios y agentes de las instituciones de seguridad y justicia acepten colaborar con los delincuentes por temor o por dinero. Si "El Chapo" es como "Marcos" y el "Cártel de Sinaloa" es como los "zapatistas" no hay problema.

5. Hay que utilizar las tácticas disuasivas que utiliza Estados Unidos. Esta otra forma de evadir el conflicto está fundada en las ideas del académico Mark Kleiman, cuyas propuestas están basadas en el uso quirúrgico de la coerción contra los grupos más violentos. Estas ideas han servido para desarrollar diversos programas de seguridad por parte de académicos e instituciones policiacas en varias regiones de Estados Unidos y han tenido éxito en algunos casos, como en Boston (Boston Gun Project or Operation Ceasefire) y en St. Louis (Knock and Talk-Consenttosearch Project). Sin embargo, otros proyectos fundados en los mismos principios no pudieron demostrar su éxito —como fue el caso de programas similares en Los Ángeles y Atlanta—. Todos estos programas fueron desarrollados para aplicarse en zonas pequeñas y buscan el control del uso de armas de fuego por parte de jóvenes involucrados con pandillas, y no para el control de la violencia ejercida por organizaciones criminales regionales o nacionales, con "ejércitos" de sicarios fuertemente armados. Kleiman desarrolló su teoría con base a la realidad de Estados Unidos, donde existen instituciones fuertes y sólidas y donde no hay territorios en los cuales la soberanía del Estado esté cuestionada por los delincuentes. Estados Unidos es, además, la primera potencia policial y militar del planeta, posee un poder judicial que funciona, un sistema de prisiones que no está bajo control criminal y una elevada cultura de legalidad en los ciudadanos. En otras palabras, ni los programas experimentales ni las teorías que los sustentan fueron pensados para las selvas colombianas, las favelas brasileñas, el Petén de Guatemala, las maras de San Salvador, los barrios de Ciudad Juárez o los dominios del Chapo Guzmán en el triángulo dorado. Entre Estados Unidos y México existe un claro escenario asimétrico, México tiene más pobreza, menos fortaleza institucional, más corrupción, elevados niveles de complicidad social con los delincuentes y un sistema judicial particularmente débil y corrupto. El problema de Estados Unidos son las drogas y el de México es su propia seguridad. En algunas zonas de México los criminales están en tal ventaja que sin teorizar mucho han inventado una eficaz táctica disuasiva a la que llaman: "plata o plomo".

6. Se debe perseguir sólo a los cárteles violentos. Esta premisa está de hecho cumplida en la realidad porque el gobierno actúa concentrando fuerzas sobre un grupo, avanza por partes y busca evitar combatir en muchos frentes al mismo tiempo; todos ellos son principios tácticos básicos de un plan, pero no son la estrategia. La meta estratégica es siempre desmantelar a todas las organizaciones criminales. Sería un error grave que por evadir el conflicto se combata sólo a una, mientras se deja funcionar a otras porque se las supone más "pacíficas". A las organizaciones criminales se las puede dividir en dos grupos: las que son más violentas que corruptoras; y las que son más corruptoras que violentas. En Colombia consideraron que el cártel más peligroso no era el más violento de Pablo Escobar en Medellín, sino el de Cali porque era el que había penetrado más a las instituciones de seguridad. No existen organizaciones criminales pacíficas. Por lo tanto, la única diferencia entre estos grupos es cómo usan la violencia. Los violentos la usan de forma reactiva y son más visibles; los corruptores, por el contrario, la usan de forma más selectiva y tratan de ser menos visibles. Los segundos acumulan más fuerza y debilitan más al Estado, por lo tanto su violencia tiene más poder de intimidación.

7. Es un error fragmentar a los cárteles. En primer lugar, la fragmentación de los cárteles viene ocurriendo desde hace más de 15 años como resultado de sus propios conflictos y los cambios en el mercado internacional de drogas, y no sólo por los golpes que les han asestado los distintos gobiernos. Hace 30 años existían sólo dos grandes cárteles, ahora hay más de una docena con distintas capacidades. Todos han sido debilitados por la acción del Estado y, efectivamente, esto los empuja a fragmentarse más. Debemos suponer que quienes argumentan que su fragmentación es un error, consideran que es preferible que existan en México organizaciones criminales grandes, fuertes y monopólicas. Suena absurdo, pero así es. Por lo tanto, piensan que una amenaza a la seguridad nacional, que pone en riesgo la capacidad del Estado de proteger a la sociedad, es un peligro menor frente a un problema de seguridad pública. La fragmentación trae consecuencias, pero éstas son temporales y es una etapa inevitable para mejorar la seguridad. Es menos difícil perseguir pequeñas pandillas desde el ámbito local que combatir contra cárteles nacionales que poseen territorio, fuerza social, mucho dinero y miles de hombres armados. La conclusión de quienes sostienen que la fragmentación es un problema, lo digan o no, es que debió evadirse el conflicto y que lo mejor era no hacer nada.

8. Hay que legalizar las drogas. Bajo esta idea las drogas son la explicación al problema de seguridad que padece México, y en ese sentido el esfuerzo principal no debería ser el uso de la fuerza del Estado contra los narcotraficantes, sino la diplomacia contra los países consumidores. Es posible que dentro de una década se termine legalizando la marihuana, pero la legalización de la cocaína y las drogas duras con suerte quizás ocurra dentro de muchas décadas. Esto será así porque los países consumidores tienen instituciones fuertes, economías potentes y ciudadanos que creen en la ley y el orden, por lo tanto las drogas son un problema marginal para ellos. Los políticos de los países consumidores no arriesgarán jamás sus puestos frente a electores que en su mayoría rechazan las drogas, por muy racionales, lúcidos y morales que sean los argumentos sobre la legalización. Sin duda, ésta es una muy buena causa para organismos no gubernamentales, pero no para gobiernos. Además, la lucha diplomática no sirve para atender la emergencia de seguridad ni para reducir la densidad criminal y tampoco para resolver el problema de policías e instituciones de justicia corruptas e ineficaces. Sin resolver esos problemas ningún país puede aspirar a la consolidación de su democracia y su Estado de derecho. Sin embargo, proponer la legalización de las drogas es un buen argumento para evadir el conflicto.

9. Hay que priorizar el combate a otros delitos, no al narcotráfico. La base de esta otra idea para evitar el conflicto con el crimen organizado se sustenta en que el narcotráfico no le afecta a los ciudadanos; lo que sí padecen son los asaltos, los secuestros, las extorsiones, el robo de coches, etcétera. Lo que no se acepta es que todos estos delitos están vinculados al problema del narcotráfico ya que el crimen organizado debilita al Estado, corrompe a las policías y a la justicia, intimida a la autoridad local, crea poderes armados paralelos, empodera a los capos y crea una cultura criminal que se expande entre los jóvenes. El debilitamiento del Estado deriva, tarde o temprano, en incapacidad de éste para proteger a la gente. El narcotráfico destruye el sistema institucional que tiene a cargo la defensa de la sociedad. Esto implica que en última instancia los ciudadanos tendrían que aceptar a policías delincuentes (tal como ya había ocurrido) y que sus demandas sobre seguridad y justicia sólo las podrían resolver mediante arreglos con los capos y no a través de instituciones.

10. En todas partes hay policías corruptas y grupos armados. Efectivamente, en todos lados hay policías corruptos y gente armada, incluso criminales, pero, en este caso, el tamaño sí importa. No hay un Chapo Guzmán en Estados Unidos que aparezca en la revista Forbes; no hay más de 100 mil armas en manos de criminales en Reino Unido; no hay grupos armados ilegales en Holanda con el poder y el tamaño de los mexicanos y no hay policías de Nueva York, París o Madrid que tengan entre sus responsabilidades organizar el comercio ilegal de drogas y otros productos ilícitos. Incluso en países más pobres que México, como Nicaragua, que tiene una de las policías peor pagadas del continente —junto a su pequeño ejército— las autoridades no han permitido que ningún grupo criminal armado levante cabeza y les quite autoridad sobre el territorio. En efecto, hay corrupción en muchas partes, pero sólo en algunos países del mundo subdesarrollado la corrupción es considerada un valor funcional del sistema y se castiga muy poco. Lo que está en juego en este argumento es si México quiere seguir en el atraso reaccionario de su vieja cultura sobre la legalidad y la política, o si está dispuesto a enfrentar el conflicto que implica fortalecer a las instituciones y acabar con la cultura de la ilegalidad, para llegar a la modernidad y el progreso.

Necesidad de un culpable
y la teoría del avispero

En una sociedad basada en la desconfianza la primera pregunta no es ¿qué pasó?, sino ¿quién fue? En el debate sobre la seguridad en México hay algo de esto. La primera reacción de los analistas y estudiosos del fenómeno fue tratar de señalar un culpable, en lugar de tratar de explicar lo que estaba pasando. Es impresionante cómo tomó fuerza una idea intelectualmente tan pobre como la que estableció una relación de causa-efecto entre los operativos del gobierno federal y las capturas de capos con la violencia. La culpa del gobierno cobró carácter de verdad científica, con sólo presentar una relación mecánica entre algunos despliegues de las fuerzas federales o capturas de uno u otro criminal, con el aumento de la violencia en algunas zonas. Que la violencia aumente o se expanda cuando las fuerzas del Estado se hacen presentes en un lugar que tiene alta presencia criminal es lógico pero no se puede inferir de ello que el gobierno es el responsable del aumento de la violencia y, mucho menos, suponer que si no se hubiese hecho nada al respecto la sociedad estaría más segura. Por ejemplo, si hay una gran pelea en un bar y llega la policía, es probable que la violencia aumente por un momento hasta que la autoridad logre controlar el problema, lo que dependerá de muchos factores: cuánto tiempo llevaban peleando, qué armas tienen los violentos, qué tan profundos son los agravios, etcétera.

Señalar la relación causa-efecto en este caso sería una descripción y no un análisis. Si aceptamos como válida la relación operativos-capturas-violencia tendríamos que concluir, absurdamente, que si las fuerzas federales se retiraran de las zonas críticas y se dejara de capturar delincuentes la violencia terminaría. No se necesita ser muy sabio para concluir que la consecuencia de una retirada sería lo contrario, la violencia y el poder de los criminales crecerían.

Pero, además, la relación causa-efecto con que se ha intentado explicar la violencia no concuerda con la realidad, ya que en algunos casos de intervención efectivamente aumentó la violencia y ha mostrado resistencia a disminuir, en otros sólo aumentó temporalmente y luego descendió o se mantuvo con la misma tendencia, y en otros se redujo muy rápidamente. Por ejemplo, las intervenciones federales en Nuevo Laredo, Ciudad Juárez, Tijuana, Monterrey y Guerrero han generado una reducción de la violencia y los delitos. En Ciudad Juárez el resultado tomó años, en Monterrey varios meses y en Guerrero sólo unos pocos días, luego de iniciarse el operativo en octubre de 2011 (ver gráfica 1).

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Lo mismo ocurre con las capturas de capos: no todas produjeron violencia. Los casos de Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén Tony Tormenta y Nazario Moreno González El Chayo, son asuntos donde, posterior al abatimiento, se presentó un ligero incremento en la tendencia de los homicidios. La detención de Vicente Carrillo Leyva El Ingeniero sí generó un incremento importante en la tendencia de los homicidios posterior a la detención. Pero la detención de Eduardo Arellano Félix El Doctor, o el fallecimiento por ajuste de cuentas de Alberto Pineda Villa El Borrado, disminuyeron la tendencia de homicidios en sus respectivas zonas de influencia; y en los abatimientos de Arturo Beltrán Leyva El Barbas e Ignacio Coronel Villarreal Nacho Coronel la tendencia creciente de los homicidios no se mantuvo en cada caso.4 En el caso del abatimiento de Nacho Coronel la tendencia prácticamente se estancó después de este hecho (ver gráfica 2).5

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En tres casos más —el de Teodoro García Simental El Teo, el de Édgar Valdez Villarreal La Barbie y el de Flavio Méndez Santiago El Amarillo— no puede concluirse efecto alguno tras las detenciones.

Lo que genera y explica la violencia no es la intervención del gobierno federal, sino la dimensión que tiene el fenómeno criminal. A mayor densidad criminal corresponderá, lógicamente, un mayor tiempo de persistencia de la violencia frente a los esfuerzos del Estado para restablecer el orden. Si capturamos a un capo que maneja una gran organización criminal existe la posibilidad de que su organización se fragmente y esto provoque violencia. Obviamente, esto quiere decir que el Estado necesita seguir atacando a los fragmentos que quedan y esto requiere más tiempo. Sería absurdo concluir que si capturar criminales poderosos genera violencia, lo mejor es sólo capturar delincuentes de poca monta. Conforme a esta teoría El Chapo Guzmán no debería ser un blanco de la justicia, y si por el azar fuese capturado tendría que ser liberado de inmediato para evitar problemas.

Es contradictorio pedir una solución integral a un problema que se reconoce como complejo y, al momento de explicarlo, caer en la simplificación analítica de que "la violencia la provocó o exacerbó el gobierno". Los operativos del gobierno federal sólo destaparon una cloaca, el problema ya estaba ahí. Dejar de actuar porque habrá consecuencias en el corto plazo de nuevo nos conecta con la "aversión al conflicto". Colombia enfrentó ascensos persistentes, pero temporales, de violencia resultado de operativos del Estado y de los arrestos de capos, pero sus gobiernos no retrocedieron y ahora su seguridad ha mejorado.

En sentido estricto, lo que el gobierno federal hizo fue "reaccionar" frente a los focos de violencia que iban apareciendo. Nunca decidió combatir en todas partes ni perseguir a todos los cárteles al mismo tiempo, simple y sencillamente porque no había capacidad para hacerlo. Las intervenciones de la Policía Federal y del Ejército fueron, en ese sentido, escalonadas y determinadas por lo que los criminales hacían. En conclusión, la idea de que el gobierno "alborotó el avispero" no hace sentido desde el punto de vista analítico y más bien parece un esfuerzo por buscar un culpable de cara a una opinión pública desconfiada. La violencia era inevitable por la existencia de una alta densidad criminal que desbordó en la violencia actual. En ese sentido, cualquier autoridad gobernante podría haber sido declarada culpable de actuar o de no actuar.

La guerra es esencialmente entre grupos criminales

El enfrentamiento principal —y el más violento— no es entre el Estado y los criminales, sino entre los mismos grupos del crimen organizado. Existen nueve guerras entre los distintos cárteles que están produciendo violencia en diferentes lugares del país. Esas guerras produjeron más de 45 mil muertes desde diciembre de 2006 hasta la fecha. De este total, casi 90% se cometen entre delincuentes, sin que la autoridad esté involucrada.

Los opositores a la política de confrontar al crimen organizado han llamado peyorativamente a ésta "la guerra de Calderón". Pero como dijimos anteriormente, en sentido estricto, el gobierno lo que hizo fue reaccionar sobre una violencia que comenzó en los estados de Tamaulipas, Michoacán y Guerrero y que luego se extendió hacia Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nuevo León, Baja California y otros estados.

El uso del término guerra es técnicamente correcto conforme a las nuevas teorías sobre conflictos,6 pero para la condición de México resulta políticamente inconveniente utilizarlo, ya que a partir del enfoque comunicacional del gobierno, del uso temporal del concepto guerra y de la extensión que cobró la violencia, los opositores y los medios dieron vida política a la "guerra de Calderón" y a la "guerra fallida", muy a pesar de que, como ya señalamos, la mayor parte de la violencia no responde a una confrontación Estado vs. criminales, sino a grupos criminales entre sí. Human Rights Watch (HRW) cuestionó recientemente los datos sobre homicidios atribuidos a criminales. Con un argumento intelectualmente correcto, pero débil, sostiene que no se puede afirmar que el 90% de los homicidios han sido cometidos por criminales porque las instituciones no han realizado investigaciones judiciales que identifiquen a las víctimas y sustenten esta afirmación. Entonces la pregunta sería ¿quién cometió esos 45 mil asesinatos? Tenemos cuatro sospechosos: el crimen organizado, el Estado, la delincuencia común y los ciudadanos como resultado de violencia social.

Si bien no hay sustento judicial en los datos, y el gobierno deberá corregir esto en la medida en que se logre el fortalecimiento de las instituciones de seguridad y justicia, tampoco es aceptable el juicio político que esconde el informe de HRW al poner en duda cuál es el epicentro del conflicto en México. Cuestionar que se trata de una guerra entre criminales le daría base a la idea de que la violencia la generó el gobierno y por lo tanto daría lugar al juicio de la "guerra de Calderón". En primer lugar, es importante señalar que estamos frente a un escenario que está produciendo una cantidad y calidad anormal de homicidios, por lo tanto no es fácil investigar todos los casos, como si estuviéramos investigando homicidios en Suecia, o con unas instituciones de policía y justicia como las británicas. Estamos hablando de un promedio de 800 homicidios por mes y casi 30 al día, en un país con graves deficiencias en sus instituciones. Si a esto agregamos que casi el 40% de éstos se concentra en tres estados y más del 60% en otros siete, el problema se complica mucho más.

En diciembre de 2009 HRW acusó a las policías de Sao Paulo y Río de Janeiro en Brasil de haber cometido 11 mil asesinatos en sólo cinco años (2003-2008). En 2010 denunció que los primeros seis meses de ese año estaban ocurriendo tres ejecuciones diarias en Brasil. En México no hay suficiente sustento para culpar al gobierno de un volumen similar al de Brasil. HRW documentó 24 ejecuciones extrajudiciales en México en cinco años. Esto es muy grave porque el Estado democrático debe evitar que estos casos existan y porque atenta, además, contra la propia estrategia de seguridad del gobierno y complica seriamente el trabajo de los policías y militares. Sin embargo, el dato tiene valor para establecer que HRW no encontró evidencias que le permitieran acusar al gobierno de México de tener relación con la inmensa mayoría de los 45 mil homicidios. Con que existieran unos cuantos cientos de ejecuciones extrajudiciales, se habrían filtrado muchas evidencias y el gobierno estaría siendo blanco, justificadamente, de un demoledor juicio político de la prensa, la oposición política y las organizaciones de la sociedad civil. Eso no está ocurriendo; lo responsabilizan de exacerbar la violencia, de abusos y violaciones aisladas a los derechos humanos, pero nadie se atreve a afirmar que las instituciones de seguridad estén matando miles de personas de forma sistemática como en Brasil.

¿Cómo podemos identificar que los homicidios responden a los conflictos entre criminales? Hay factores que pueden ser muy útiles como la reacción social, la forma de los homicidios, la localización, la sistematicidad, etcétera. De hecho, una parte considerable de las víctimas no son ni buscadas ni reconocidas por nadie. No hay datos confirmados, pero se habla de más del 40%. Con total certeza hay inocentes entre las víctimas, pero si lo dominante fueran personas inocentes la convulsión política y social por esas muertes sería de grandes proporciones. En una guerra los muertos que representan a los bandos no producen reacción social, pero la muerte sistemática de inocentes sí. Por ejemplo, cuando se encontraron las fosas de San Fernando donde fueron masacrados emigrantes por grupos criminales hubo una fuerte reacción social y política. En Colombia, muy a pesar del enorme apoyo que tiene el Ejército, se produjo el escándalo llamado de los "falsos positivos" por el asesinato de mil 741 inocentes que fueron presentados como guerrilleros. Los procesos judiciales abiertos involucran a más de tres mil miembros del Ejército.7 En democracia estos crímenes terminan, tarde o temprano, en un tribunal.

En México una parte de los homicidios son cometidos con un alto nivel de brutalidad y las ejecuciones representan el 80% de todas las muertes. La "muerte ejemplar" (decapitar, descuartizar y exhibir) es un código mafioso que utilizaron en el pasado policías, militares y escuadrones de la muerte en Centroamérica y Sudamérica, pero no hay antecedentes de ese nivel de brutalidad en México y tampoco hay antecedentes de "limpiezas sociales" con asesinatos sistemáticos a la escala que están ocurriendo ahora. El "exhibicionismo mortal" responde claramente al interés intimidatorio de los criminales.

Otro dato importante es que los homicidios y masacres están ocurriendo, precisamente, donde hay disputas por plazas y rutas entre bandas criminales, y esas guerras comenzaron antes de que tuviera más presencia la autoridad. En conclusión, no hay razones para pensar que el Estado sea el responsable de la mayoría de los homicidios. La evidencia judicial y la identificación de las víctimas es indispensable y debe demandarse, pero de ahí a concluir que dada la debilidad de las instituciones de justicia el sospechoso de los asesinatos podría ser el gobierno, hay un largo trecho por recorrer.

Teniendo en cuenta lo anterior, y dado que es difícil que una esposa celosa decapite al marido, que un asaltante descuartice a su víctima para robarle la billetera, que una pelea de borrachos acabe con uno de ellos colgado bajo un puente con una manta firmada por su enemigo, o que rivalidades deportivas o comunitarias se estén convirtiendo en homicidios sistemáticos, debemos concluir que el principal sospechoso de todas esas muertes sigue siendo el crimen organizado, independientemente de lo que diga HRW.
En conclusión, en México hay una cruenta guerra entre más de una docena de grupos criminales que se disputan rutas y plazas, en la cual el Estado se vio obligado a intervenir.


¿Son pacíficos los mexicanos?

¿Por qué miles de mexicanos decidieron armarse y enfrentarse contra otros mexicanos? ¿Cómo pudieron decidirse tan fácilmente a matar o morir? ¿De dónde surge esta violencia tan grande? No estamos hablando de volverse ladrones comunes, sino de construir o ser miembros de extensos aparatos criminales que tienen la violencia como eje de acción. No todas las sociedades tienen la violencia como primera opción de sus ciudadanos para dirimir conflictos o realizar "negocios", incluso tratándose de criminales. Resolver diferencias personales, políticas, comerciales, comunitarias, familiares o de cualquier tipo usando la violencia es una característica cultural que precede a la formación de organizaciones criminales. Éstas sólo multiplican ese rasgo de la sociedad.

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Jorge Castañeda sostiene en su libro que derivado de la "aversión al conflicto" los mexicanos tienen "la agresividad como último recurso y emerge sólo al fracasar otras opciones", lo cual es una manera de decir que México es un país culturalmente pacífico. Desde mi perspectiva, hay fundadas razones para dudar de esta afirmación y "aversión al conflicto" no implica necesariamente aversión a la violencia. México es un país muy grande, y como ocurre con otros de igual o mayor tamaño, las regiones o estados que lo componen tienen historias distintas y poseen imaginarios culturales diferentes, incluso en lo que se refiere a la percepción sobre la utilidad o inutilidad de la violencia.

En otro buen libro titulado Tráfico de armas en México, de Magda Coss Nogueda,8 se aborda el tema de la cultura de la violencia en México. En el prólogo, escrito por Leonardo Curzio, me enteré de que en una discusión frente al poeta Pablo Neruda, los maestros Rivera y Siqueiros sacaron sus pistolas para tratar de imponer su opinión. En el mismo libro Magda Coss sostiene que "… en el México de los cuarenta, políticos y diputados no sólo cargaban pistola en la cintura para andar por las calles, sino que exhibían sus revólveres y en las sesiones legislativas las diferencias se subrayaban con un par de balazos".9

La predisposición a la violencia no puede surgir de forma espontánea y no se puede explicar ni por la pobreza ni por las drogas ni por las armas, mucho menos por unos operativos de emergencia del gobierno. La disposición a la violencia es una construcción cultural histórica. Al respecto, Magda Coss nos dice: "Cuando la pérdida de vidas de manera violenta se convierte en algo usual, a menudo responde a una situación de repetida violencia estructural y cotidiana. La falta de posibilidades de desarrollo y de opciones no violentas para alcanzar posiciones o reconocimientos permiten que subculturas violentas como la del narcotráfico, las pandillas o el acoso escolar, ganen terreno y comiencen a verse como normales. Mientras la violencia no alcance desenlaces fatales, es tolerada e ignorada".10 Posiblemente esto explique por qué comunidades enteras en distintas regiones de México han convivido durante décadas con organizaciones criminales armadas y altas tasas de homicidios.

Centroamérica es un ejemplo más claro de lo expuesto. El Salvador, Guatemala y Honduras forman la región más violenta del planeta, lo que contrasta con Nicaragua que es igualmente pobre y políticamente inestable, pero mucho menos violenta. La diferencia es que las tres primeras son sociedades con una cultura de violencia fuertemente arraigada, resultado de una historia de paramilitarismo, escuadrones de la muerte y formas privadas de violencia que el propio Estado promovía. En Nicaragua, por el contrario, el Estado no utilizó formas privadas de violencia, incluso durante la dictadura de Somoza. En los tres primeros países el Estado, al no establecer el monopolio de la violencia legítima, activó la violencia entre los ciudadanos y esto terminó convertido en rasgo cultural. En la ruta de la cocaína hay más de una decena de países desde Colombia hasta México. Cabe preguntarse por qué la violencia vinculada al crimen organizado sólo se vuelve brutalmente extrema en Colombia, México, Guatemala, Honduras y El Salvador. Igualmente, al mirar hacia más al sur, Perú y Bolivia producían cocaína antes que Colombia, pero la violencia ha sido más persistente en Colombia.

Para entender lo que está pasando en México es indispensable estudiar el mapa cultural de la violencia en el país. Es importante saber cuáles han sido los niveles de violencia social y delictiva de las zonas críticas a lo largo de la historia, cómo y en cuánto tiempo se gestaron las capacidades operacionales, organizacionales, materiales y, sobre todo, las morales de actores tan violentos. Esto nos llevaría a otras preguntas fundamentales: ¿Era posible continuar conviviendo con esa violencia potencial en un escenario de paz tan frágil? ¿A dónde hubiesen llevado la pasividad y la inacción? Es ingenuo pensar que organizaciones criminales con ingresos tan elevados y decenas de miles de armas podían convivir pacíficamente entre ellos y con el Estado si la autoridad se hacía de la vista gorda y no los molestaba. Lo que está pasando parece mostrar que ha llegado la hora de domar al "México bronco", de educarlo para la paz y de acotar su violencia con la fuerza del Estado.

Factores que explican la violencia

Tal como señalamos al inicio, la violencia responde a un contexto donde se han combinado una multiplicidad de causas. Éstas coincidieron y produjeron una detonación que le tocó en suerte al actual gobierno, pero cualquiera que hubiera sido el presidente o el partido en el gobierno habría tenido que enfrentar esta crisis. Éste no es un problema de un gobierno, sino del Estado mexicano a todos sus niveles, incluyendo a toda la clase política y la sociedad civil en su conjunto. Algunos de los más importantes factores que se conjugaron en el tiempo y el espacio para producir el estallido de violencia fueron:

Colapso del modelo de seguridad anterior. La llegada de la democracia extinguió el modelo corporativo de "partido de Estado" que mantenía la seguridad a partir de un efectivo control social. Éste no requería de instituciones de seguridad y justicia fuertes y eficaces porque el control social producía mucha inteligencia y permitía actuar de forma preventiva. El fin del modelo trajo la pluralidad política, la independencia de los poderes, la división del antiguo PRI, el empoderamiento y la creciente autonomía de las organizaciones de la sociedad civil, la libertad de expresión, el poder de fiscalización de los medios y el fin del poder casi absoluto del presidencialismo. Estos factores crearon una sociedad completamente distinta que necesitaba de mayor fortaleza institucional, pero durante la transición el vacío de poder que dejó el viejo sistema en materia de seguridad fue llenado, en algunas zonas del país, por organizaciones criminales.

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Alta densidad criminal. Los arrestos de delincuentes, el descubrimiento o destrucción de infraestructuras de apoyo para la operación de los negocios ilícitos, los miles de presuntos de criminales muertos en sus propias luchas y los decomisos de armas, dinero, drogas y medios de transporte realizados por las autoridades son los mejores datos para confirmar que, efectivamente, México enfrenta un problema de elevada densidad criminal. Según datos que han hecho públicos distintas autoridades federales, en cinco años se han decomisado a grupos criminales más de 120 mil armas, 61 mil vehículos, 550 aviones, 400 embarcaciones marinas, 900 millones de dólares, 500 millones de pesos, 110 mil kilogramos de cocaína, nueve millones de kilogramos de marihuana, 60 mil kilogramos de precursores para metanfetaminas. Se han capturado a más de 150 mil delincuentes nacionales y más de mil 900 extranjeros, y se han destruido más de 600 laboratorios. Se les han decomisado, también, alrededor de una decena de tanques de combate artesanales, éstos son una muestra del nivel de estabilidad e impunidad cínica que habían alcanzado. No hay estudios serios sobre la dimensión del fenómeno criminal, pero estos datos bastan para demostrar el tamaño del "monstruo" y entender por qué tomará tiempo controlarlo.

Extrema debilidad institucional. En 2006 la Policía Federal contaba con sólo 12 mil efectivos para un país de 112 millones de habitantes, en otras palabras, el Estado central no tenía un poder coercitivo con la fuerza y calidad suficientes para atender la emergencia. Las policías estatales y municipales no sólo no eran una solución, sino que constituían una buena parte del problema, ya fuera por corrupción estructural, cooptación criminal o simplemente por las debilidades estructurales que se reflejaban en insuficiencia numérica, malos salarios, falta de formación y de equipamiento adecuado, deficientes sistemas de inteligencia y ausencia total de confianza y reconocimiento social. A lo anterior hay que sumar una reducida capacidad investigadora del Ministerio Público, una elevada tasa de impunidad, inoperancia del sistema de justicia penal, enorme rezago en los juzgados, así como las carencias del sistema penitenciario federal y estatal, que tiene una enorme sobrepoblación y problemas serios de corrupción. El resultado de la combinación de todos los factores hasta ahora es, por un lado, un ambiente permisivo para las organizaciones criminales y, por el otro, de indefensión casi total de la sociedad frente a la delincuencia. Los intentos y propuestas previos a 2006 para fortalecer estas instituciones fueron siempre parciales, aislados, de breve duración y sin respaldo presupuestal adecuado. Por lo tanto, la velocidad de fortalecimiento de las organizaciones criminales rebasó, por mucho, la de los dispersos e insuficientes cambios en el entramado institucional.

Cultura de violencia y disponibilidad de armas. No basta que haya disponibilidad de armas, lo fundamental es que esa disponibilidad se combine con ciudadanos determinados a utilizarlas, para delinquir, para defenderse, para resolver diferencias o, simplemente, como símbolo de respeto. Magda Coss nos dice que "en el año 2004 se cometieron en México 11 millones 810 mil 65 delitos; en el 40% de ellos el delincuente portaba un arma de fuego, mientras en el 31% de los casos la víctima fue agredida con un arma".11 También cita Coss un reportaje del periódico El Universal de noviembre de 2008 donde dice que "el 55% de los alumnos de bachillerato a nivel nacional aseguraron que en sus escuelas al menos uno de sus compañeros ha llevado armas a la escuela",12 y ese dato aumenta en los estados con mayor violencia. Agreguemos a esto la facilidad con que a partir de 2004 fue posible adquirir en Estados Unidos armas de guerra y el resultado será tal como lo señala Coss: "un cambio en los códigos de conducta y en los hábitos de los integrantes del crimen organizado".13 Esas armas más poderosas los volvieron más peligrosos, más amenazantes y más violentos.

Elevado nivel de complicidad social. Esto ocurre como resultado de dos factores: la fortaleza de la economía ilegal frente a la debilidad de la economía formal en determinados lugares, y la poca importancia que los ciudadanos le asignan a la ley. Malcolm Beith en el prólogo de su libro El último narco,14 hablando sobre Badiraguato, la tierra del Chapo Guzmán, dice que allí "cerca del 97% de los residentes en el campo trabajan en el tráfico de drogas de una u otra manera. Desde los campesinos y sus familias —incluso niños— que cultivan marihuana y amapola para el opio, hasta los jóvenes armados que se encargan de tareas desagradables, los conductores y los pilotos que transportan el producto así como los políticos y policías locales: casi todo mundo está involucrado".15 Esta descripción de Beith se repite en muchos otros lugares. Otra modalidad de complicidad social muy común son las empresas y/o personas que aceptan pagos de grandes sumas en efectivo por propiedades, vehículos, aviones y artículos de lujo. Unos se involucran por codicia, otros por temor, otros por necesidad y otros porque no conocen otra ley que no sea la de los criminales.

Cambios en el mercado de drogas. Tres factores han tenido incidencia sobre el aumento de la violencia desde el punto de vista del mercado: en primer lugar, el cambio de ruta de la cocaína, que dejó de transitar desde Colombia a Estados Unidos por el Caribe, y comenzó a moverse hacia el norte vía Centroamérica y México. En segundo lugar, la reducción en el consumo de cocaína en Estados Unidos y el aumento de la producción de marihuana en ese país; y, en tercer lugar, el aumento del consumo de drogas en México y la consiguiente aparición de redes de narcomenudeo. El cambio de ruta convirtió el narcotráfico mexicano en un negocio multimillonario, esto atrajo nuevos jugadores y abrió una competencia salvaje que se agudizó con los cambios en el mercado de la marihuana y cocaína en Estados Unidos. A este ya agravado escenario se agregó una nueva y también brutal lucha por algunas plazas de narcomenudeo.

La seguridad depende del monopolio
de la violencia legítima
Son fuertes, sólidas y universalmente reconocidas las corrientes académicas que sostienen que para que haya Estado la primera y más importante condición es que exista el monopolio y control de los instrumentos de coerción dentro de las fronteras de un país (Weber, Tilly, Guidens, Fukuyama y muchos otros). Es decir, que en última instancia la autoridad del Estado descansa en la capacidad de usar la violencia legítima. El monopolio de la violencia es la principal característica del Estado moderno. Conforme al estudio de Janice Thomson, Mercenarios, piratas y soberanos, fue "el desarme de actores transnacionales no estatales lo que marcó la transición de la heteronomía hacia la soberanía y la transformación de los Estados en sistemas estatales nacionales".16 Durante la era medieval, dice Thomson, la violencia estaba "democratizada, comercializada e internacionalizada",17 existían múltiples actores no estatales que ejercían la violencia guiados por intereses propios dentro y afuera de las fronteras de los países. Los soberanos contrataban piratas, corsarios y mercenarios para llevar adelante las guerras y dominar territorios y mares.

En la actualidad, la existencia de múltiples actores capaces de ejercer autoridad usando la violencia dentro de un territorio supone la existencia de un Estado débil. Ésa es la situación en algunos países africanos como la República del Congo, Somalia, Sudán, Angola, Sierra Leona, Liberia y otros. Esto es lo que estaba y está presente en Afganistán y por ello Al Qaeda pudo establecer allí su principal base. La debilidad de un Estado en el ejercicio de la autoridad sobre su territorio deja en manos de grupos armados recursos estratégicos y facilita la realización de negocios ilícitos, abriendo las puertas a la formación de potentes organizaciones criminales, al desarrollo de persistentes guerras internas y al posible surgimiento del terrorismo, en suma, a una violencia e inestabilidad crónicas y al riesgo de convertirse en un Estado fallido. Cuando el Estado central es débil, la competencia por el monopolio de la coerción entre distintos grupos armados criminales, nacionalistas, religiosos o insurgentes termina volviéndose inevitable.


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Ocho características esenciales del crimen organizado:
1. Poder financiero. Resultado del control de uno o varios negocios ilícitos, ya sean armas, drogas, trata de personas, productos piratas, gasolina, vehículos robados, entre otros.

2. Fuerza social. A partir de que emplea personas para sus negocios ilícitos y las convierte en redes de colaboradores para sus actividades delictivas.

3. Cooptación, penetración o sustitución del Estado. La combinación de los dos factores anteriores le permite tomar control de la autoridad local a través de dinero o intimidación.

4. Dominio territorial. En tanto sus actividades requieren del control de rutas, plazas, retaguardias o áreas de producción, el dominio del territorio se vuelve indispensable. Las prisiones, los aeropuertos, las fronteras y otros lugares estratégicos también son parte de sus objetivos a dominar.

5. Poder armado. Dado que no puede dirimir diferendos en tribunales, necesita crear un poder armado para intimidar en su espacio de control y para defenderse de otros grupos criminales y del Estado.

6. Interconexión global. El poder financiero proviene de estar conectado con mercados externos que le permiten tener una muy alta rentabilidad en sus negocios ilícitos. Por ejemplo, las metanfetaminas producen ganancias del 1000%.

7. Empoderamiento cultural. Son los componentes religiosos, símbolos, música y códigos culturales que reproducen la superestructura del fenómeno criminal. Narcocorridos, Santa Muerte, Virgen de los Sicarios, Omerta o ley del silencio, por ejemplo.

8. Poder político. Sostiene Fabio Armao, académico de la Universidad de Turín, Italia, que una empresa criminal tiene poder político cuando: "es capaz de disputarle al Estado el monopolio de la violencia en una parte del territorio".18 A partir de esto, Armao habla de la existencia de bolsones de soberanía ("cluster of sovereignity") bajo control de grupos criminales.

Cuando el crimen organizado logra su mayor nivel de desarrollo adquiere cuatro características esenciales: segunda generación de sus miembros, capitales legalizados, violencia subterránea y representación política. Éste es el nivel que llegó a alcanzar en Italia luego de varias décadas y lo que estuvo a punto de ocurrir en Colombia. La guerra de los cárteles colombianos contra el Estado fue señalada por algunos como la lucha de una nueva clase por ser socialmente reconocida. El punto, entonces, es si una sociedad está dispuesta a aceptar grupos de poder que tienen el recurso intimidatorio armado para imponerse sobre el resto de la sociedad. Ya sabemos que siempre habrá delincuentes, pero el Estado no puede permitir que existan poderes armados que le disputen autoridad y por eso resulta fundamental que asegure el monopolio pleno de la violencia legítima. La razón final de la violencia es la ausencia de autoridad, porque sin autoridad el caos es lo único que está garantizado. Sólo la autoridad del Estado democrático puede garantizarle a los ciudadanos derechos, seguridad y paz.

El problema de Colombia hasta hace pocos años era, en esencia, la incapacidad del Estado para mantener el monopolio de la violencia en extensas regiones de su territorio. Durante décadas el Estado colombiano no se ocupó de este control, de hecho, hacia los años sesenta hubo intentos incluso de formación de repúblicas independientes, la más conocida fue Marquetalia bajo control de Jacobo Arenas y Manuel Marulanda (Tirofijo). En esos espacios vacíos de Estado proliferaron diversidad de grupos armados compuestos por al menos cinco grupos guerrilleros, decenas de organizaciones paramilitares, grandes cárteles de narcotraficantes y todo tipo de bandidos armados. A pesar de que todos esos criminales tenían negocios ilícitos millonarios, Colombia se convirtió en el país con la mayor cantidad de secuestros y extorsiones del planeta. El delito común se disparó resultado del caos, la violencia se volvió endémica, llegó con fuerza a Bogotá y terminó amenazando seriamente la vida de la elite económica, política e intelectual del país. Por otro lado, la identidad del país sufrió daños muy severos a partir de la relación entre Colombia y violencia.

La violencia en Colombia no se redujo, ni con paramilitarismo, ni con guerra sucia, ni con disuasiones, ni con negociaciones, ni dejando de perseguir capos. Los colombianos ensayaron de todo, desde una cárcel especial para Pablo Escobar, hasta concederle una zona de distensión a las FARC de 44 mil kilómetros cuadrados en 1998. La violencia sólo comenzó a reducirse cuando el Estado se decidió a recuperar, por la fuerza, los territorios que estaban en manos de cárteles, paramilitares y narcoguerrilleros. Establecer el monopolio de la violencia legítima por parte del Estado implicó para Colombia un largo proceso (que aún no termina y lleva más de 30 años), un difícil aprendizaje sobre la relación entre derechos humanos y legitimidad de la fuerza, un gran sacrificio en vidas y un enorme esfuerzo de reconstrucción institucional y ampliación del poder coercitivo del Estado.

Tan sólo entre 2003 y 2006 se desmovilizaron un total de 31 mil 664 efectivos armados pertenecientes a grupos guerrilleros y paramilitares,19 a la fecha esta cifra debe haber sobrepasado los 60 mil. No se trató solamente de un problema de drogas, como muchos piensan. Lo fundamental fue la recuperación de la autoridad del Estado en todo el país. Las fuerzas militares y policiales de Colombia crecieron exponencialmente en la última década hasta convertirse en el Ejército más numeroso del continente, con 431 mil 253 efectivos, que incluye una policía nacional de 145 mil 871 miembros.20 El cansancio por la violencia condujo, gradualmente, a un consenso mayoritario y un gran soporte nacional, primero para perseguir y desmantelar a los cárteles del narcotráfico y luego para derrotar a las narcoguerrillas. No se demandó el fin de la violencia, sino el sometimiento de los violentos.

Guatemala, por el contrario, ha sufrido un proceso inverso al colombiano ya que su poder coercitivo ha ido disminuyendo en los últimos años, resultado, en gran medida, de la liberalización económica que trajo un aumento de la seguridad privada, y una reducción dramática en el presupuesto estatal destinado al Ejército y la policía. Con ello, el Estado perdió capacidad para mantener el monopolio de la violencia en el territorio. Hoy en día, en Guatemala, las empresas privadas de seguridad son tres veces más grandes que los 35 mil elementos del Ejército y la policía juntos;21 la reconstrucción, calificación y multiplicación del poder coercitivo parece ahora una tarea casi imposible.

Otro ejemplo es Brasil, donde el gobierno ha debido reconocer que en las favelas de Río de Janeiro el Estado se ha ausentado durante más de 40 años, ese vacío de poder fue llenado por pandillas criminales armadas. Motivados por el reto de mejorar la seguridad antes del Mundial de Futbol de 2014, los gobiernos (federal y locales) se han propuesto recuperar su autoridad en las favelas, colocando de forma permanente a las unidades de policía pacificadoras.

México necesita tener en cuenta este conjunto de experiencias y decidir si quiere fragmentar su territorio y soberanía aceptando convivir con ejércitos criminales o si, por el contrario, desea asegurarse una paz sólida a futuro estableciendo el monopolio legitimo de la violencia del Estado en todo el país. El dilema está planteado entre creer ingenuamente que existen formas de convivencia pacífica con grupos criminales armados, o aceptar que es indispensable confrontarlos para tener una sociedad en paz.

El problema no son las drogas, sino tener la casa en orden

Se habla de "guerra perdida" porque erradamente se piensa que la lucha de México es por combatir el narcotráfico, cuando de antemano se sabe que eso no es posible, porque mientras haya demanda existirá oferta. La lucha es en realidad por mejorar la seguridad de los mexicanos. El combate al narcotráfico es, en ese sentido, una consecuencia de la lucha por la seguridad interna, que es la tarea principal. Según Sergio Jaramillo, ex viceministro de Defensa del gobierno de Álvaro Uribe y actual alto asesor para la Seguridad Nacional del presidente Santos, en Colombia "la seguridad no es un problema de legalizar o combatir a las drogas, sino de tener la casa en orden".

Usemos un ejemplo para explicar mejor la idea anterior. Imaginemos que el crimen organizado y las drogas son un peligroso virus que puede llegar a cualquier país de forma inevitable. Al llegar a Europa Occidental el virus se enfrentará con gente saludable, ciudadanos organizados y responsables y sistemas de salud eficaces desplegados con personal y medicinas por todo el territorio. El virus, no hay duda, causará algún daño pero no será relevante. Bien, ahora imaginemos que ese mismo virus llega a Latinoamérica y África donde hay mucha gente en extrema pobreza, con bajos niveles de organización, ignorancia y conductas irresponsables, donde además los sistemas de salud son ineficientes y no se cuenta con el despliegue territorial adecuado y existe escasez de medicinas y personal. Sin duda los efectos del virus serán letales y harán estragos. Lo mismo ocurre con la seguridad y, efectivamente, como lo afirma Jaramillo, el problema no son las drogas, el problema es tener la casa en orden.

Tener la casa en orden implica que el Estado posea las instituciones de seguridad y justicia con la dimensión y calidad necesarias para enfrentar las amenazas del presente y que los ciudadanos interioricen el valor de la ley y el orden. La seguridad no mejorará si se buscan excusas intelectuales para seguir manteniendo a las mismas instituciones ineficaces de justicia y las mismas policías fragmentadas, desorganizadas, débiles, impopulares, corruptas y cínicas que han protegido a criminales bien armados, organizados y populares. Con drogas o sin drogas la transformación de la seguridad y la justicia es una tarea indispensable e impostergable de la democracia.

El debate debería ser sobre posiciones progresistas

Indiscutiblemente, la estrategia del gobierno federal no es perfecta y requiere un esfuerzo de revisión y mejora constante, pero está asentada en cuatro pilares que no admiten discusión y cualquiera que gobierne a México necesitará continuarlos: reducir al máximo la densidad criminal, recuperar autoridad sobre los territorios que están en situación crítica, fortalecer las instituciones de seguridad y justicia y alentar cambios cívicos en la conducta de los ciudadanos. Vale decir que de esto último es todavía poco lo que se ha avanzado. Sin duda hay mucho que cuestionar pero, con las excepciones del caso, quienes han asumido la crítica a la lucha contra el crimen organizado utilizando la violencia como bandera, en vez de presionar para que la modernización y el cambio en seguridad y justicia vayan a fondo, se han colocado en una posición conservadora. Sin decirlo claramente, asumieron la defensa de un statu quo que da ventaja a los criminales frente a los ciudadanos. Este ensayo es un intento para colocar la discusión en un terreno más progresista, señalando que los puntos centrales del debate no están en cómo administrar el crimen, sino en cómo construir Estado y ciudadanía. n

Joaquín Villalobos. Ex miembro del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Consultor para la resolución de conflictos internacionales.

1 Jorge Castañeda, Mañana o pasado. El misterio de los mexicanos, Ed. Aguilar, 2011.
2 Colombia tiene muchas guerras en su historia. Aqui se considera el espacio de tiempo que va del final del gobierno de Belisario Betancourt, en 1985, hasta el presente. Como en todas las guerras los datos sobre víctimas son inciertos. Sobre muertes, Mauricio Romero sostiene que en los noventa hubo un promedio de 25 mil muertes por año (Paramilitares y Autodefensas, Editorial Planeta, 2003). Datos similares proporcionan otras fuentes. Sobre desplazados el dato más bajo es de 800 mil, pero Naciones Unidas (ACNUR) registra tres millones 672 mil 54 desplazados.
3 Jorge Castañeda op. cit., p. 165.
4 Datos obtenidos de la página en internet de la presidencia de la República: http://www.presidencia.gob.mx/el-blog/falso-que-la-caida-de-los-capos-origine-la-violencia/#more-65690
5 Gráfica obtenida del artículo de Alejandro Poiré y María Teresa Martínez, "La caída de los capos no multiplica la violencia. El caso de Nacho Coronel", nexos, núm. 40, mayo, 2011, pp. 24-26. Las líneas punteadas de color las agregó el autor para enfatizar las tendencias.
6 Mary Kaldor los llama "Nuevas Guerras" y Paul Collier y otros académicos los llama "guerras con agenda económica".
7 Reportaje sobre "falsos positivos", periódico El Tiempo Bogotá, 21 de noviembre de 2011.
8 Magda Coss Nogueda, Tráfico de armas en México, Grijalbo, 2011.
9 Ibíd., p. 155.
10 Ibíd., p. 62.
11 Ibíd., p. 46.
12 Ibíd., p. 143.
13 Ibíd., p. 79.
14 Malcolm Beith, El último narco. Chapo, Ediciones B, 2011.
15 Ibíd., 22.
16 Janice Thomson, Mercenaries, Pirates and Sovereigns, Princeton University Press, 1996, p. 4.
17 Ídem.
18 Fabio Armao, Organized Crime´s Chalenge to Sovereignty: A European Perspective, Power Point Presentation, George Washington University, mayo 8,2011.
19 En las entrañas de la desmovilización. Un grito de esperanza, Departamento Administrativo de la Presidencia de la República de Colombia, 2007, p. 156.
20 "Pie de fuerza militar llegó a su techo", El Tiempo, 30 de enero de 2009.
21 Patricia Arias, Seguridad privada en América Latina, FLACSO, Chile, 2008, p. 53.

Un narco rescatado del infierno y arrepentido

Posted: 02 Dec 2014 05:29 PM PST

El colombiano Javier Cardona Ramírez, alias "Jota Cardona", quien durante 35 años se dedicó al narcotráfico y tuvo negocios.

Con Pablo Escobar, Griselda Blanco y otros capos, ha cambiado la pistola por la pluma con el único fin de disuadir a los jóvenes de entrar en el "cochino" mundo de la droga. Tras precisar que hace años que es totalmente ajeno al narcotráfico.

Opina que México está hoy en día "peor de lo que lo estuvo Colombia en la época de los carteles de la cocaína" y subraya que el principal culpable es Joaquín "El Chapo" Guzmán. "Jota Cardona" habló de su libro: "El narco rescatado del infierno".

Cardona Ramírez fue distribuidor independiente de la droga del cartel de Medellín, su ciudad natal, que encabezaba Pablo Escobar y trabajó con Griselda Blanco, la "reina de la cocaína" en Estados Unidos, asesinada en Colombia en 2012, pero dice que aunque vendió "muerte" como ellos, no fue nunca un asesino.

Los del cartel de Medellín se burlaban de mí porque me negaba a matar. Yo decía: no me lo maten, los muertos no pagan", recuerda "Jota Cardona", quien quedó en libertad definitivamente en 2010.

El libro, con el que según dice no busca ganar dinero, es "lo opuesto" a las series de televisión en las que se retrata la vida de los narcotraficantes de una manera que puede ser atractiva para jóvenes que, como él, crecieron con carencias y ansias de poder.

El narcotráfico es lo más cochino y sucio que hay en la sociedad, ¡basta ya de apología del crimen!", afirma Cardona, que pasó 18 años preso en Estados Unidos y hoy, a sus casi 55 años, es un ferviente cristiano "arrepentido" de su pasado delictivo.

Cardona cruzó desde México la frontera con EU cuando era un adolescente y un cliente de un estacionamiento de automóviles en el que trabajaba le ofreció trabajo como traficante de drogas.

Empezó vendiendo pequeñas cantidades pero fue escalando puestos en el negocio y llegó a distribuir toneladas.

Cardona reside en EU desde que quedó libre y se dedica a contar su testimonio en iglesias, escuelas y centros comunitarios para apartar a los jóvenes de la droga.

Estuvo dos veces en la cárcel (de una de ellas se fugó) y, tras pagar sus deudas con la justicia estadounidense, regresó a Colombia y trabajó con el cartel de Medellín.

Después de un tiempo "Jota Cardona" viajó a Venezuela, donde cambio de identidad, y después regresó a EU para seguir con sus lucrativas actividades ilícitas, pero fue detenido por tercera vez, aunque entonces llegó a un acuerdo con la DEA (agencia antidrogas de EU) por el que le redujeron la sentencia.

Si no tuve miedo cuando serví al demonio, menos hoy cuando sirvo a Dios", señala quien llegó a tener 50 millones de dólares en billetes repartidos por apartamentos en Miami, Nueva York y Los Ángeles que solo eran usados como cajas fuertes.

El colombiano afirma que mató una vez en defensa propia a un rival durante un tiroteo y, lo que más le duele, a su hermano de 16 años de manera accidental, pues se le escapó un tiro.

El libro, editado en Colombia por Oveja Negra, muestra en portada a Pablo Escobar en el infierno y rodeado de monstruos.

Sí, era violento, desde luego, pero no todos los crímenes que se le atribuyen los cometió él. (Escobar) perdió el control de sus asesinos", señala Cardona, quien considera que el jefe del cartel de Medellín, como todo ser humano, podía ser "un ángel y un demonio".

También recuerda que compró drogas a las guerrilleras Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y asegura que "están un ciento por cien metidas en el negocio".

Detienen a sicario de Guerreros Unidos

Posted: 02 Dec 2014 05:23 PM PST

Ciudad de México, Fuerzas federales capturaron a Joel Ramón Severiano Martínez, El Ramoncito, de 22 años de edad.

En el municipio de Cocula, Guerrero, quien es señalado por estar involucrado con la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Funcionarios federales indicaron que contra el presunto delincuente existía una orden de aprehensión librada por un juez federal.

Misma que fue solicitada por la Procuraduría General de la República (PGR). El Ramoncito, agregaron, es sicario de la organización criminal Guerreros Unidos, y se encuentra declarando en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido) desde la noche del pasado lunes.

La captura de El Ramoncito, se realizó en los límites del municipio de Cocula con Iguala.

Los funcionarios consultados comentaron que esperan que el detenido aporte más información sobre la desaparición de los normalistas, así como de las fosas clandestinas que se vienen localizando en ambos municipios guerrerenses.

Puntualizaron que se presume que esta persona participó en "levantón" de los estudiantes que fueron detenidos el pasado 26 de septiembre en Iguala, por parte de policías de esa localidad en colaboración con uniformados de Cocula, y posteri

Lista de 25 narcoalcaldes de Guerrero

Posted: 02 Dec 2014 05:01 PM PST

José Antonio Ortega Sánchez, presidente del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A.C. (CCSPJP).

Entregó a la Procuraduría General de la República (PGR) y a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) una lista con los nombres de 25 acaldes y exalcaldes de Guerrero presuntamente ligados con el crimen organizado.

El listado incluye al detenido exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, implicado directamente en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.También aparecen Armando Ríos Piter, exedil de Iguala y actual senador por el PRD; Lázaro Mazón.

Exsecretario de Salud de Iguala y frustrado candidato al gobierno de Guerrero por el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Socorro Sofío, titular de Desarrollo Rural de Guerrero y el actual diputado Bernardo Ortega Jiménez, presidente de la Comisión de Gobierno del Congreso de Guerrero.

En conferencia de prensa, Ortega Sánchez explicó que la lista se integró a partir de señalamientos y hechos recogidos en un estudio llamado Guerrero: atrapado en el círculo de la violencia, que también fue presentado ante la PGR.

En la lista figuran priistas, perredistas y panistas. Además de los ya mencionados están, del PRI: César Miguel Peñaloza Santana, de Cocula; Salomón Majul González, de Taxco; Mario Moreno Arcos, de Chilpancingo; Francisco García González, de Chilapa; Ignacio Basilio García, del municipio de Eduardo Neri; Norberto Figueroa Almazo, de Huitzuco; Erick Fernández Ballesteros, de Zihuatanejo de Azueta.

Así como Eucelio Gonzalez Rodríguez, Antonio Navarrete Cortés, Taurino Vázquez Vázquez y Alejandro Contreras Velazco.

Del PRD están en la lista Efraín Peña Damacio, de Apaxtla; Gustavo Abarca Alcalá, de Tixtla; Leopoldo Ramiro Cabrera Chávez, de Leonardo Bravo; Mario Alberto Chávez Carbajal, de Eliodoro Castillo; Severo Espirito Valenzo, de Mochitán; Feliciano Álvarez Mecino, de Cuetzala del Progreso; Jesús Valladares Salgado, de Teloloapan.

Crecencio Reyes Torres, Eleuterio Aranda Salgado, Rey Ilario Serrano, Javier Adame Montealban y Juan Carlos Medino González.

Del PAN sólo aparece Antonio Galarza Zabaleta, del municipio de Tepecoacuilco.

Además de los mencionados en la lista Ortega Sánchez solicitó revisar "cuidadosamente" a potenciales candidatos a gobernador, porque –dijo– también existen señalamientos en su contra que los vincula en algún momento con posibles hechos ilícitos.

"El gobierno del presidente Peña no comprende la sangrienta disputa entre facciones políticas que condujo a las atrocidades de Iguala", acusó el activista quien además criticó que el presidente tampoco considere el saqueo impuesto a la sociedad guerrerense por los grupos criminales asociados con los políticos, "hecho muy similar al de Tamaulipas".

"En Guerrero es urgente una intervención del gobierno federal, pero más profunda y contundente que la de Michoacán, que erradique la colisión de la clase política con la delincuencia organizada, la violencia política y el expolio criminal", reclamó presidente del CCSPJP.

Ortega Sánchez señaló que toca a la PGR verificar si los señalamientos en contra de alcaldes son ciertos o no pues ellos son el Ministerio Público.

Los migrantes que no importan en #NuevoLaredo tierra de Zetas

Posted: 02 Dec 2014 04:26 PM PST

Nuevo Laredo, Tamaulipas - De no haber encontrado a Julio César, esta crónica hablaría de que en el río Bravo o se muere ahogado o se paga a un coyote.

Los cadáveres hinchados que yacían atorados en las rocas y los intentos desesperados de los migrantes que por poco terminaban de esa manera hablaron de un cruce desesperado. Un intento sin fundamentos: saltar al río y nadar, hasta ahí llegaban esos planes.

 Lo dicho, hasta que conocimos a Julio César, un migrante precavido. Un centroamericano con un plan. Un hondureño que nos enseñó que la paciencia y el sacrificio marcan una diferencia entre dejar decidir al río Bravo o tomar el destino por los cuernos.

El río Bravo devolvió otros dos cadáveres la semana pasada. Aparecieron atorados entre dos piedras cercanas entre sí, en una zona conocida como El Resbaladero. Un pescador los encontró. Nadie sabe hace cuántos días se habían ahogado, pero estaban hinchados, con la carne reblandecida y blanquecina. Amarrada con un mecate a la cintura de uno de los cuerpos había una bolsa de plástico, adentro varias otras, y más adentro sus documentos. Era hondureño. Eso decía su pasaporte. Era un migrante. Se ahogó en el intento.

Los cadáveres salieron a flote en el mismo sitio donde han salido muchos más: justo detrás del albergue de Nuevo Laredo. Si los hondureños hubieran logrado llegar a la otra ribera habrían llegado a Laredo, territorio estadounidense. El caudal que los mató es el mismo que impide que las dos ciudades se toquen. Si bien el río Bravo ocupa 1,455 kilómetros de los 3,100 que dividen los dos países, éstas son las ciudades referentes cuando se habla de cruzarlo. Aquí se enfrentan al río. El cauce es profundo, las aguas son verdosas y hay fuertes corrientes y remolinos, pero también mucha espesura en la orilla estadounidense, lo que ofrece kilómetros de escondite. Aquí el río funciona como un muro natural. Y muchos de los que no lo logran atravesar terminan hinchados, reblandecidos y blanquecinos.

En Nuevo Laredo, la diferencia entre saber y no saber es para un migrante un factor determinante. La diferencia entre lanzarse al río en cualquier lugar a patalear con una bolsa amarrada, y ubicar una zona de pocos remolinos y poca profundidad es lo que decide si el viajero llega a Estados Unidos o se convierte en una masa de carne deformada.

***

Son las 5 de la tarde de este día de noviembre, y los migrantes regresan al albergue administrado por sacerdotes scalabrinianos. Vienen de cargar camiones con arena, de levantar muros o de vender diarios en los semáforos. Las reglas del albergue sólo permiten estar en la casa de cuatro de la tarde a siete de la mañana.

Hoy hay unos 60. La mayoría son hondureños, seguidos en número por los guatemaltecos y salvadoreños. El muchacho negro y esquelético sentado lejos de los demás, con sus hombros inclinados hacia delante y la cabeza oculta entre sus piernas, es el único dominicano en el albergue. Entre burlas, los demás me recomiendan hablar con él. "Ayer lo intentó a lo pendejo, y casi se lo lleva el río", me dice entre risas un hondureño joven.

El dominicano se llama Roberto, tiene 96 años, una mujer y tres hijos, de ocho, cinco y tres años que, a dieta estricta de frijoles, lo esperan en su isla a él o a los dólares. Era busero antes de salir de su tierra, hace un mes. Ganaba unos 867 dólares mensuales. Es, de todos los que están aquí, el que más ha viajado para llegar. Pidió prestado a varios amigos y pagó un vuelo de República Dominicana a Ciudad de Guatemala, donde no necesita visa para entrar. A partir de ahí, migró como centroamericano: en autobuses de tercera, a pie y en el lomo de varios trenes, hasta llegar a Nuevo Laredo, luego de haber sido asaltado seis veces, cinco de ellas por policías mexicanos. Su viaje casi termina ayer, cuando el sol se ocultaba, y él escupía bocanadas de agua y luchaba contra la corriente hasta tocar de nuevo la ribera mexicana, exhausto.

Lo paradójico es que Roberto descartó la opción de migrar a Puerto Rico, el país vecino y más próspero, porque no quería ahogarse. A esos países los divide el Canal de la Mona, 128 kilómetros de océano Atlántico que los dominicanos cruzan en lanchas de motor rápido que viajan con sobrepeso y muchas veces naufragan.

—¿Te fracasó tu plan de ayer? —pregunto.

—¡Qué diablos! Vale, si yo no tenía ningún plan —se suelta a contar su intento de cruce. Es que ya llevo tres días aquí y ya estoy harto de vender periódicos de siete de la mañana a tres de la tarde para ganarme seis pesos al día, y ayer me lancé. Me bajé con otras 13 personas por la parte de atrás del albergue, y llegamos al río. Eran como las cinco de la tarde. Ahí estuvimos viendo para el otro lado un rato. Hasta que yo me puse a rezar y me tiré a nadar. Los demás se vinieron atrás. Pues nada, vale, que la corriente me arrastró varios metros, pero logré llegar con esfuerzo al otro lado, pero cuando veo para arriba, uno de esos policías enciende su luz, y nos ilumina, y yo me echo para atrás, pero ya iba cansado, y casi me ahogo en ese regreso. Sentía que no iba a poder llegar. Había tragado mucha agua.

Rezar y nadar. Ésa fue su estrategia para intentar entrar a Estados Unidos.

—¿Y qué le pasó a los demás?

—Unos tres siguieron para adelante. Los habrán agarrado. A los demás la corriente los arrastró más que a mí, y no los volví a encontrar en la orilla ni han vuelto por aquí.

No sería raro que en los próximos días el río Bravo devuelva más cadáveres.

Según el Centro de Estudios Fronterizos y de Promoción de los Derechos Humanos, ubicado en Reynosa, donde aún corre el río Bravo, cada año desde 2005 han aparecido más de 70 cadáveres en diferentes puntos del afluente. Los voceros del centro que se dedica a reunir datos entre los albergues de la frontera reconocen que son cifras parciales y creen que están muy por debajo de las reales. El río atraviesa muchos kilómetros de riberas deshabitadas donde ocultar un cuerpo entre la maleza.

***



El albergue de Nuevo Laredo tiene, como todos los de México, ese punto en el que parece un campo de guerra tras una escaramuza. Un mexicano joven camina por el salón vendado de la cabeza y con el ojo morado. Es un deportado de Estados Unidos que, después de cobrar el dinero que sus familiares le depositaron para que regresara a su natal estado, unos asaltantes le robaron los 1,700 dólares y le reventaron la cabeza con la culata de una pistola. Otro salvadoreño de 44 años se aplica ungüento para aliviar el dolor muscular causado por la torcedura de tobillo que se provocó hoy a orillas del río.

Julio César fuma un cigarro, y dos de sus hijos corretean alrededor. La primera vez que los encontramos fue en Ixtepec, al sur de México, a dos mil kilómetros de Nuevo Laredo. Fue hace un mes y medio, y tanto el fotógrafo Edu Ponces como yo pensamos que no lograría ni llegar cerca de la frontera con Estados Unidos. Él, un albañil de 25 años, no viaja solo. Lo acompañan Jéssica, su esposa de 22 años, y sus tres hijos: Jarvin Josué (7), César Fernando (5) y Jazmín Joana. Ella es la más pequeña de los tres. Nació hace dos meses. Nació en el camino, mientras migraban, y casi muere en la primera aventura de su vida, cuando se le escapó de los brazos a su madre mientras viajaba en el techo de un tren de carga. Por suerte, Julio César logró atraparla. Y ahora aquí están todos juntos.

Cuenta Julio César que desde Ixtepec viajaron sólo en autobuses. "No iba a arriesgar otra vez a la niña", explica. Tomaron unos 15 autobuses distintos para llegar aquí. Le apostaron a los tramos cortos, para evitar las carreteras principales y los retenes. Es un hombre previsor. Hace mapas, anota rutas, pregunta y sabe esperar.

Estos días está estudiando "la pasada del río". Él ya lo hizo dos veces por Nuevo Laredo. En 2005 lo intentó solo, como el dominicano, pero la Patrulla Fronteriza lo detuvo nomás pisó suelo estadounidense y lo deportaron. En medio de la maleza de la ribera norte, los patrulleros se esconden para que los que intentan cruzar no aborten su intento. Prefieren atraparlos antes que evitar que se lancen, porque saben que lo intentarán luego, quizá por otro sitio donde no haya un patrullero o una cámara que los detecte.

En su segundo intento, Julio César pagó 1,200 dólares, que le envió un amigo desde Estados Unidos, y un coyote le enseñó una ruta alejada del centro urbano, por donde pasó y logró trabajar un año en aquel país, hasta ser deportado tras una redada en la obra que estaban construyendo en San Antonio, Texas.

Ahora no tiene dinero para un coyote y va a hacerlo por su cuenta, confiado de su memoria. "Quiero ir a inspeccionar la zona por la que él me llevó en 2005 y ver cómo está la corriente y si hay vigilancia, porque en enero me voy a tirar yo solo, para juntar dinero y mandar a traer a Jéssica y a los niños", explica su plan.

Ésa es la diferencia de Nuevo Laredo. Es lo que diferencia a Julio César de Roberto. Uno se lanzó en la parte más crecida porque era la más cercana al albergue. Se lanzó en la parte más vigilada y casi muere en el intento. Julio César lo hará en enero, luego de ir a estudiar un punto del río que, dice convencido, suele estar menos crecido. La diferencia entre saber y no saber.

Antes de despedirnos, acordamos con Julio que nos deje acompañarlo en su expedición, y decidimos hacerlo pasado mañana.

***

Afuera del albergue hay siete vendedores de droga que también son enganchadores de El Abuelo. Se comunican con radios, hablan con los agentes de la Policía Municipal que llegan y se despiden chocando palmas y puños.

El Abuelo es el señor de los polleros que suben por la ruta cercana al Atlántico, la que atraviesa los estados de Tabasco y Veracruz antes de alcanzar Reynosa y Nuevo Laredo. Es la ruta de los secuestros, aquella en la que los coyotes que no pagan se arriesgan a que Los Zetas les quiten su grupo para pedir rescate por ellos: entre 300 y cinco mil dólares por cabeza. Secuestros exprés les llaman. El Abuelo y sus secuaces no corren con ese problema. Desde Nuevo Laredo, ciudad base de distintos líderes zetas, él acuerda con ellos el paso de sus coyotes. Si es un grupo de El Abuelo, no tendrá problema con Los Zetas para llegar hasta esta ciudad bordeada por el río Bravo.

Un nuevo día ha pasado, y la rutina del albergue sigue igual. Dan las cuatro de la tarde, y los migrantes empiezan a amontonarse en la acera de enfrente.

Ahí está Armando, un salvadoreño de 25 años. Es uno de esos viciosos del camino a los que cuesta entender. Él lleva desde los 12 años vagabundeando por México, sube hasta su frontera, trabaja en lo que sale, y regresa a El Salvador cada vez que se le antoja. Su motivación la resume con una palabra: vacil. Dice que se aburre de estar en un solo lugar, que de niño subió para intentar cruzar y que poco a poco se fue enganchando a esta vida errante. Se envició de un camino de asaltos, violaciones, mutilaciones y secuestros. Cuesta entender a los migrantes como Armando, pero hay varias historias similares. Conocen a la perfección los riesgos, pero hay algo en su perversión que les resulta atractivo y que los vuelve adictos a sus dosis de adrenalina. Entre estos personajes Los Zetas encuentran a muchos de los centroamericanos que ocupan como espías en los trenes.

Asegura que hace apenas un mes vio un cadáver mientras inspeccionaba el río: "Flotaba allá por el parque Viveros —explica—, y eso les pasa porque la mayoría de los que se avientan aquí lo hacen a la loca, sin buscarle mucho. Y una de dos: o sólo van a caer enfrente de los de la Migra o se ahogan. Yo sé por dónde cruzarme, dónde no es tan hondo, pero no quiero ir a Estados Unidos". La diferencia entre saber y no saber.

En los 14 kilómetros de río Bravo que separan Nuevo Laredo de Laredo hay dos lanchas que patrullan, tres cámaras de vigilancia de largo alcance y con visión nocturna, unos 20 reflectores y sensores de movimiento. Por eso lanzarse en un punto u otro marca la diferencia entre llegar a los brazos de un agente o probar suerte por una zona fuera del casco urbano, menos vigilada. Este último es el plan de Julio César.

La conversación con Armando se ve interrumpida por el jefe de la pandilla de vendedores de droga y empleados de El Abuelo. Es un tipo de unos 25 años, con el tatuaje de un dragón en su cuello. "Hey, ¿para qué es esa cámara?", pregunta a Edu, quien le explica que es para sacar imágenes de los migrantes. Luego le dejamos claro que lo que él haga en esa esquina no nos interesa y fotografiarlo mucho menos. "Un 28", dice por su radio. Y se va.

Sigue la plática con Armando y otros tres migrantes que se han sentado a nuestro lado, pero de un momento a otro nos rodean el del dragón en el cuello y otros dos de su grupo. "Hey, qué chingona esa cámara, préstamela", dice uno a Edu, que se niega a entregarla. En ese momento, un coche rojo se parquea atrás y termina de cercarnos. "¡No les estés preguntando, súbelos!", ordena el gordo que va al volante, y los cuatro tripulantes del carro se bajan. Nos ponemos de pie y nos alistamos a correr, pero el del dragón en el cuello suelta una risotada y nos dice: "Tranquilos, tranquilos, no los vamos a secuestrar". Sólo querían advertirnos de que estábamos en su zona. Darnos un susto para que supiéramos lo que puede ocurrir.

Después de eso, se separan y empiezan a mezclarse entre la treintena de migrantes sentados en la acera. Pregonan su oferta: "¡Con El Abuelo, con El Abuelo, 1,800 dólares hasta Houston! Te damos comida, agua, zapatos y te pasamos en lancha. Vengan los que se quieren ir seguros". A uno de los que estaba con nosotros le vuelve el color al rostro: "Pensé que nos iban a secuestrar", susurra.

El secuestro es una realidad cada vez más presente en esta ruta, y mucho de lo que ocurre al sur se maneja desde dos ciudades fronterizas con Estados Unidos: Nuevo Laredo y Reynosa. En estas zonas por donde miles de migrantes se mueven cada mes, los criminales son los dueños del terreno, las autoridades sus cómplices en muchos casos, y sus actividades se gritan por las calles como si de vender tomates se tratara.

El 83% de las denuncias recabadas por el Centro de Derechos Humanos del albergue en el rubro de autoridades corruptas acusan a los agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Nuevo Laredo. Esto es lo recogido por el centro en sólo tres meses, de junio a agosto de 2009. Es lo que 477 migrantes relataron. Golpes, detenciones arbitrarias, secuestros y robo. El 83% eran de Honduras, Guatemala y El Salvador.

"Ésta era una zona tranquila antes de que el albergue fuera construido. Cuando se construyó se convirtió en una zona de narcomenudeo y de tráfico de personas. Se vive una situación muy fuerte. La policía está coludida con los polleros y los narcotraficantes. Aquí en esta zona opera El Abuelo, que cruza centroamericanos. Él hace un buen trabajo, ilícito, pero a quien le paga le da alguna garantía de que lo cruzará. Hemos mandado cuatro oficios a la municipalidad, solicitando mayor vigilancia alrededor de la casa", explica José Luis Manso, encargado del centro.

Tres de los oficios nunca fueron contestados. Al cuarto les contestaron con la promesa de mayor presencia desde la Secretaría de Seguridad Ciudadana, esa que los migrantes identifican como su principal enemiga entre las autoridades locales. Hasta ahora ninguna medida de las prometidas se ha cumplido, dice Manso.

El albergue sigue enclavado en una zona de alto riesgo. Para describirla, Manso relata un hecho ocurrido hace cuatro días. Un asesinato: "Fue atrás del albergue. Vino la Policía Ministerial a tocar la puerta por la noche, de forma muy violenta. Querían información porque les habían dicho que hubo una riña entre pandillas, una mexicana y otra centroamericana que se dedican al atraco. Murieron dos centroamericanos, y otros dos están heridos de gravedad en el hospital. Lo curioso es que, si hubo dos pandillas involucradas, sólo hubo detenidos de una, lo que me hace pensar que los centroamericanos muertos y los heridos eran más bien migrantes que se resistieron a ser asaltados".

Entre una colonia de narcomenudistas y una de las zonas ribereñas más peligrosas del río, la ubicada en el parque Viveros, a un costado del albergue, está sobre un polvorín.

Manso dice que la mayoría de los centroamericanos intenta cruzar el río por su cuenta: "Por falta de dinero se cruzan nadando o pagan por un neumático para cruzarse, y es cuando ponen en riesgo su vida".

Elijo un migrante al azar dentro del albergue. Tiene 41 años y es guatemalteco. Le pregunto si contratará coyote. "No hay dinero", responde. Le pregunto si conoce el río. "No", contesta. Le pido que me explique cómo piensa cruzarse. "A la buena de Dios", resume.

Antes de salir del albergue acordamos con Julio César que mañana nos veremos temprano en el céntrico parque Hidalgo para iniciar la expedición. Los maleantes siguen ahí, en su esquina, a la espera de clientes. Ríen con descaro cuando nos ven. Nos dejan en paz. Abordamos el bus.

***



Estamos en el parque Viveros, el punto donde la semana pasada aparecieron los dos cadáveres hinchados. Dos hombres pescan. El río es hondo en esta parte, y la corriente arrastra con fuerza el agua fría que se mueve entre las riberas igual de enmontañadas.

El río Bravo no pertenece a ninguno de los dos países; un convenio firmado por etapas en la primera mitad del siglo pasado permite a cada país usar una cantidad de su agua. Aquí, más cerca de su desembocadura que de su nacimiento, ha sido ya alimentado por sus tres afluentes más caudalosos: el río Pecos desde el norte, y los ríos Conchos y Sabinas desde el sur. Es ancho como un campo de fútbol y la corriente es fuerte, incluso arrastraría varios metros a un experto nadador.

Uno de los pescadores nos advierte mientras intenta sacar bagres del río: "Cuando empiece a oscurecer, váyanse. Esos montes de ahí los ocupan los que venden drogas para hacer sus transacciones en la noche, y los malandros para esperar a alguno que venga a intentar pasar". Le hacemos caso y nos vamos a esperar que amanezca para buscar a Julio César.

Tal como dijo, a las ocho en punto de la mañana Julio César ya está sentado en el parque Hidalgo. "Vamos, hay que tomar un autobús", nos explica. La zona que quiere inspeccionar está en las afueras de la ciudad, en un área conocida como El Carrizo.

El autobús cuesta diez pesos y tarda en partir. Esperamos 40 minutos antes de que el empleado de la estación anuncie la salida de la unidad que va hacia el kilómetro 18.

Recorremos 30 minutos en la periferia de la ciudad, por la carretera que desciende desde Nuevo Laredo hasta Monterrey. Ahí, saliendo de una colonia aún sin terminar, con calles de tierra y casas clonadas a medio construir, el autobús se detiene en plena autopista, y Julio César indica que es momento de bajar.

Del otro lado de la carretera hay dos calles de tierra paralelas que forman una T con la autopista. Julio César señala la de la derecha, la más pequeña, la menos transitable para un vehículo. "Por ahí —indica—, por la otra suelen pasar patrullas del ejército."

No hace falta preguntar el porqué de la presencia de los militares aquí. Las matemáticas de estas zonas siempre resultan en lo mismo: frontera, caminos recónditos y patrullaje del Ejército indican que se transita por una ruta del tráfico de drogas.

Llevamos 30 minutos de caminata sobre brecha abandonada. El sol calcina, a pesar de que la temperatura en este invierno rara vez supera los 27 grados centígrados. Alrededor del sendero sólo hay breña seca y mozotes que se adhieren a la ropa.

Julio César camina mientras intenta recordar: "Sí, sí, de ese ranchito me acuerdo, ahí nos regalaron agua cuando me pasé en 2005". Poco a poco nos vamos enterando de por qué conoce Nuevo Laredo. La diferencia entre saber y no saber es algo que se gana a fuerza de paciencia y trabajo.

Cuando en su primer intento de 2005 Julio César fracasó en manos de la Patrulla Fronteriza, se dio cuenta de que tenía que encontrar un sitio menos vigilado, para que el coyote no pudiera engañarlo y lo llevara por un lugar donde la captura sería lo más seguro. Entonces decidió ponerse a trabajar con El Veracruzano.

El Veracruzano es un personaje conocido en Nuevo Laredo y alrededores. Este hombre de treinta y tantos años vive cerca del parque Viveros, en una pequeña choza de lámina repleta de neumáticos.

Cobra 200 pesos por pasar el río Bravo. Julio César se convirtió en su mano derecha. Él cruzaba el río asido a una soga que mantenían atada en un árbol del lado estadounidense. Al llegar a la otra orilla, tiraba del neumático donde iba el migrante. El Veracruzano y Julio César se dividían los 200 pesos a la mitad, y su servicio era un seguro contra el ahogamiento, pero no contra la detención por parte de los patrulleros. El mismo Julio César asegura que él no intentaría pasar por los dominios de El Veracruzano, porque una cosa es poner un pie en la otra orilla y otra muy diferente es llegar hasta San Antonio, Texas, la ciudad a la que se dirige la mayoría de los que hacen el intento por Nuevo Laredo.

Poco a poco, Julio César se fue ganando la confianza de El Veracruzano, y juntó el dinero para pagar al coyote. "Nunca pasábamos a menos de 15 a la semana", dice. Eso es al menos 1,500 pesos semanales. Y fue entonces cuando El Veracruzano empezó a hablarle de zonas en la periferia de la ciudad por donde había menos vigilancia, y el río se partía por pequeñas islas que hacían que la profundidad fuera menor. Esto es algo que El Veracruzano guarda con recelo porque su difusión acabaría con su negocio de neumáticos y lazos. Fue entonces cuando Julio César se enteró de El Carrizo, y supo que le diría a su coyote que por ahí quería pasar.

Ha pasado otra media hora y hemos abandonado la senda de polvo para descender entre unos matorrales y meternos en ranchos privados. Llegamos a la puerta de uno de esos ranchos, donde un señor, el primer ser humano que vemos en el camino, escucha música a todo volumen. Le hacemos señas, y se acerca amable a responder nuestra pregunta. "¿Vamos bien para el río?". "Sí, sigan por esa senda de la derecha, pero vayan con cuidado. La semana pasada, los asaltantes mataron a un migrante y su pollero por ese lado".

Ésta es ruta de los que saben, ruta de coyotes y migrantes pacientes, pero también es un camino alejado de la ciudad, un sitio perfecto para los asaltos. En 2005 cuando iba con su coyote, Julio César fue asaltado por dos enmascarados que actuaron como actúan los delincuentes de La Arrocera: lo desnudaron para buscar el dinero hasta en los pliegues de los calzoncillos.

Al poco tiempo Julio César entra en otro rancho. Quiere agua. No se da cuenta de que en esa casa hay ocho militares con sus fusiles de asalto AR-15 que nos ven con recelo, como a cualquiera que transite por estas calles. Lo registran de pies a cabeza y le ordenan que nos llame. Nos piden los documentos y nos revisan las mochilas. Saben que Julio César es indocumentado, pero también que nosotros somos periodistas, y un militar no está facultado en este país para detener a un migrante.

"Perdón, pero buscamos droga. Mucha pasa por aquí", nos dice uno de los soldados. Y se despide con una advertencia: "No se acerquen al río, ahí asaltan".

Tras otra media hora de caminata entre monte y más monte, escuchamos el sonido del agua. Bajamos por una pendiente más inhóspita que el resto del camino, hasta llegar a las lodosas márgenes del río Bravo. "Por aquí", dice Julio César con una sonrisa en los labios. Lo logró. Su paciencia, su espera y sus consultas dieron resultado. Ha encontrado el lugar por el que a finales de 2005 pasó con su coyote.

Se sienta, observa un mapa que él mismo ha trazado en un papel, pasea la larga uña de su meñique sobre la hoja, y comienza a dar cátedra de migración: "La onda aquí es pasar de noche. Ya del otro lado, tendrás que caminar siete horas hasta Laredo, Texas. De ahí, tenés que ponerte una muda de ropa limpia, para parecer una persona decente. Y tenés dos opciones. Una es meterte rodeando carreteras, pasando por Cotula (un pequeño poblado de Texas) a pedir agua y comida porque tendrás que caminar entre cinco y siete noches hasta San Antonio. La otra opción es meterte en los vagones del tren de carga que viaja del otro lado. Ése va derechito de Laredo hasta San Antonio y en unas horas llega, pero pasa por retenes donde tienen perros para que te huelan. Si te arriesgás tenés que ponerte mucho ajo o pimienta para espantar al perro, porque el policía no se sube a los vagones, sólo va guiando al perro con la voz. Ya en San Antonio, la hiciste".

Pero su expedición aún no finaliza. Hay que saber si el caudal no cubre a Julio César, porque con la fuerza de la corriente a esta altura del río sería muy difícil nadar.

El agua está fría. En medio del río, un desnivel de tierra divide en dos el caudal y permite descansar en el medio. Es curioso. Éste es el famoso río Bravo, el que tantas vidas se ha cobrado, y cruzarlo nos toma sólo unos minutos, sin dejar nunca de tocar fondo. Sin duda, Julio César sabe lo que hace. En la parte más profunda, el agua nos llega abajo del cuello, y solo en esos puntos es complicado avanzar debido al empuje de la corriente. Nos detenemos un rato junto a las plantas de maíz que están del lado estadounidense, para descansar un momento. Nos sostenemos de las matas. Descansamos. La profundidad es poca, pero la corriente es poderosa y las piernas resienten el recorrido. Luego volvemos a la ribera mexicana.

"Por aquí me voy a aventar", dice sin rastro de duda Julio César, mientras subimos la pendiente para llegar hasta el único rancho que divisamos por este lado. Queremos agua.

La música norteña suena a todo volumen en el rancho. Es un corrido que habla sobre un patrullero estadounidense que cayó a manos de un traficante de drogas al que le había decomisado su cargamento. Nos acercamos mientras anunciamos con gritos nuestra llegada, para no sorprender a nadie. Nos saluda un granjero que lucha para reparar una segadora. Baja el volumen a la música y entonces le pregunto si desde su propiedad, que por su elevación es como un mirador hacia el río Bravo, no le ha tocado ver a muchos migrantes morir.

—Morir no —responde—. Ya muertos sí.

Julio César se empina la botella de agua para aliviar la resequedad de la garganta y afrontar la caminata de regreso.

—¿A qué se refiere? —insisto al granjero.

—Es que aquí no se mueren, aquí no es muy profundo el río, salvo en época de lluvias.

Julio César tiene pensado pasar en enero. Las primeras lluvias riegan Nuevo Laredo allá por abril.

—¿Pero ha visto muertos? —pregunto de nuevo.

—A cada rato —explica.

—¿Qué tan seguido?

—He visto dos en estos dos meses. Se quedan atorados en la islita de tierra que hay en medio del río, pero es gente que intentó pasar allá por la ciudad. El río los arrastra hasta aquí. La semana pasada la lancha de la Policía sacó el último de esos dos cadáveres. Estaba todo hinchado ahí en la playita.

Julio César indica que es hora de irnos, antes de que oscurezca. Su expedición ha terminado. Esperará el momento indicado. Sabe que la prisa es riesgo. Así es en Nuevo Laredo la diferencia entre saber y no saber.

Tomado de el Libro Los Migrantes que no importan

Es un libro brutal que reúne testimonios de mexicanos y centroamericanos que han decidido arriesgar su vida para llegar a Estados Unidos, e intentar salir de la miseria en la que viven. Historias de todos los días, que se convierten en fenómeno cuando una de estas personas sobrevive para contarlo. Las brutales crónicas de Los migrantes que no importan, de Óscar Martínez, se suma a la obra de periodistas que buscan contar las historias de quienes no tienen voz. Este libro fue publicado por la editorial independiente oaxaqueña, Sur +, en colaboración el diario digital El Faro de El Salvador.

Se arma balacera en Zihuatanejo: Marinos y sicarios en Mercado tres detenidos

Posted: 02 Dec 2014 04:20 PM PST

Alrededor de las 12:00 horas se suscitó una balacera entre personal de la Marina y hombres armados a bordo de una camioneta.

En una de las principales avenidas de Zihuatanejo, Guerrero; Con un saldo de tres hombres detenidos, uno de ellos, herido de gravedad. Los tres individuos se desplazaban por la avenida Benito Juárez a bordo de un auto marca Honda, tipo Acord de color gris con placas de Michoacán PRY-49-09, siguiendo a una camioneta.

Los Marinos detectaron la situación y les marcaron el alto. Los ahora detenidos, ignoraron la orden de los elementos de la Armada y les agredieron accionando sus armas de fuego, lo que originó que los elementos repelieran el ataque y hubo un intercambio de disparos frente al Mercado Central.

Culminando con la detención de los agresores, sin que se reporten daños colaterales a la población civil, que en esos momentos se encontraba realizando sus actividades cotidianas, y quienes corrieron a resguardarse durante el mismo.

Los detenidos fueron transportados a las instalaciones por personal del MP, y los peritos iniciaron a hacer las indagatorias. Por el momento se desconoce las identidades de los detenidos, en espera de un comunicado por parte de las autoridades locales y/o federales en las próximas horas.

La vida después de ser Sicario

Posted: 02 Dec 2014 04:19 PM PST

"El autolavado lo dejé desde hace tiempo. Entre más lavaba carros, menos me pagaban. Si faltaba a trabajar me descontaban dos días de un sueldo miserable y eso me hacía encabronar. Para subsistir no me he limitado.

Los lunes me levanto desde temprano para descargar los puestos del tianguis que llega al pueblo. Aunque eso de por sí es una putiza, ayudo también a cargar bultos y eso me deja una feria extra. Por la tarde desarmo los puestos; entre más de volada lo haga está mejor.

Porque así me da tiempo de desarmar hasta tres y juntar 300 pesos al final del día. Lo mejor de todo es que los tianguistas me dan verdura y fruta para toda la semana. Los martes, miércoles y jueves bajo a la carretera y me paro afuera de los restaurantes. Y ahí, pues a esperar; porái pasan un chingo de remolques.

Muchos de los traileros buscan descansar, pero necesitan quien los cuide pa' que no les roben sus refacciones, y es que una llanta vale como dos mil pesos.

Lavo cabezas de motores, reviso el aceite. Al final junto también unos 300 pesos. En el autolavado la clientela me escupía, burlándose de que a mi edad intentaba aprender a lavar un coche. Me trataban con la punta del pie y yo me llenaba de rabia, de mucho coraje y por instinto apretaba el puño para no dejar que me siguieran humillando. Al final me resignaba a llorar al mismo tiempo que me tragaba las lágrimas. Puta, no sabes el pedo que es aguantarse tanta chingadera.

Pero pues no tengo que flaquear, me digo para no cagarla, No tengo que meter la pata porque si la riego ya todo valió madre. Y no es que no me dan ganas de hacer lo que mejor sé hacer, que es matar gente: he querido volver a quebrar a un chingo de raza, pero no puedo permitírmelo a estas alturas de la vida; sería muy pendejo de mi parte echar por la borda todo lo que he ganado: la libertad de no sentirme perseguido. Sigo teniendo un chingo de miedo, eso nunca se va, pero ahora puedo más o menos andar tranquilo sabiendo que nadie sabe dónde estoy.

Eso ni con todo el dinero del mundo se puede comprar. Yo sé que vivo preso de un pasado que no quiero recordar, o sea que soy preso de todo lo que hice, incluso —de algún modo— de las personas a las que les di piso. Y es que tengo culpas que no podré borrar mientras tenga vida, pero la neta hasta ahorita la he librado de haber muerto mientras jalaba para la organización o de haber terminado preso.

No sé después, pero hasta ahorita eso he logrado y lo tengo qué cuidar. ¿Cómo? Imitando la manera de ser de los demás, desde cómo hablan hasta cómo caminan; tengo que perderme cabrón entre la raza para no llamar la atención de nadie, ser un güey más de la bola que se chinga todos los días en la calle jalando costales. Ni pedo. Nomás así puedo llevármela tranquilo, sin meterme en pedos; dar que los buenos días, dar que las buenas tardes o las buenas noches, convivir como si nada con la señora que me da de comer en la pensión en donde vivo. Fíjate: hasta fingir que uno está medio pendejo."

Les dejo una historia sobre el tema :

DESPUÉS DEL ARREPENTIMIENTO , EL PUEBLO PERDONARA ACTOS DE BARBARIE??

En el Sutra de Angulimala, Buda cuenta la historia de un asesino que descuartizaba a sus víctimas. No conformándose con robarlas, cortaba en pedazos a quienes osaban cruzar el camino entre las regiones de Savatthi y Kosala. Angulimala el sicario, que en sánscrito significa "el del collar de dedos", se colgaba las extremidades de los cientos de personas que había matado.

Veinte años después de su iluminación, Buda se cruzó en su camino; Angulimala advirtió desde el un punto más alto del cerro que el monje no iba acompañado. A pesar de que le habían insistido que se alejara de la ruta del asesino, Buda había decidido acercársele.

El asesino no pudo creer la imprudencia del monje y decidió matarlo de las formas más horribles. Lo persiguió, corrió tras él por todo el busque durante horas a toda velocidad. El monje nunca aceleró su paso y, por más que Angulimala lo cazó, nunca pudo ser alcanzado.

El homicida le gritó al Buda que se detuviera. Éste le contestó que ya lo había hecho. En realidad, el asesino era el único que seguía en movimiento: al no haber sido capaz de renunciar a la violencia, se precipitaba interminablemente y no paraba.

Cuando Angulimala se dio cuenta cayó exhausto a los pies del Iluminado y le rogó que lo tomara como discípulo. Y así fue. El pueblo de Kosala de inmediato pidió su cabeza y el Rey se vio obligado a viajar hasta donde el Buda acompañado de 500 guerreros.

El monarca se conmovió al descubrir que el monje había transformado al asesino, a pesar de que el ejército había intentado reprimirlo con ferocidad innumerables veces.

Sin embargo, el resto jamás lo perdonó: cuando lo vieron orando con la cabeza a rape y vestido con una túnica le destrozaron el cuerpo a palos y pedradas. Ya que estaba completamente ensangrentado, el pueblo lo dio por muerto.

El Buda lo encontró arrastrándose en el bosque y le aconsejó que soportara su pena: sólo así evitaría un futuro infernal hundido en el crimen. Angulimala comprendió y, a pesar del terrible castigo, fue feliz.

Ejecutan sicarios del CJNG al Lic. Pintado en Río Medio 3 de #Verfollow

Posted: 02 Dec 2014 04:14 PM PST

Reportan que cerca de las 08:00 hrs. Ejecutan en su domicilio a el Lic. Manrique Enrique Pintado de la calle Río Alegre 981 esquina Papaloapan.

En Lomas de Río Medio 3 en Veracruz, Ver. 3 hombres armados que tripulaban una camioneta Jeep Patriot color blanco llegaron al domicilio antes mencionado. Descendieron de la unidad y con violencia entraron al domicilio a punta de armas cortas, se dirigieron a el Lic. Pintado.

Quien se encontraba acompañado de su esposa, se identificaron como integrantes del Cártel de Jalisco, acto seguido amagaron a ambos y exigiendo una cantidad de dinero a cambio de la libertad -según reportan- al negarse a pagar.

El hombre fue sacado del domicilio con violencia a la entrada de su garage en donde instantes después fue ejecutado de al menos 4 impactos.

Acto seguido los hombres dejaron el cuerpo ya sin vida de la víctima, huyendo en la misma unidad con rumbo desconocido, llevándose una camioneta, propiedad del ejecutado. k1. Ante el asombro y miedo de los vecinos de la zona, quienes procedieron a realizar la llamada al C-4 llegando poco después personal de la Policia Naval y Estatal quienes resguardaron la zona en espera del arribo del personal Ministerial y de Semefo para el levantamiento de evidencias, tomar declaraciones y proceder al levantamiento del cuerpo apra la necropsia de ley.

Cabe mencionar que el ahora occiso fue detenido hace aproxiamdamente 3 años por robo calificado, con apoyo de personal de SSP Región IX de San Andrés Tuxtla, SSP de Acayucan y personal de la Marina, en su búsqueda, lo cual sucedió rápidamente, al ubicar en automóvil sospechoso Jetta color rojo, modelo 2005, placas WLS1480, en el cual viajaban dos sujetos, quienes se identificaron como Manrique Enrique Pintado, de 36 años de edad.

Alcalde de Chilapa niega tener vínculos con 'Los Rojos'

Posted: 02 Dec 2014 01:29 PM PST

Ciudad de México - El alcalde de Chilapa, Guerrero, Francisco Javier García González, rechazó tener vínculos con el grupo criminal de 'Los Rojos' y dijo estar dispuesto a ser investigado.

Milenio dio a conocer el 17 de noviembre que de acuerdo con trabajos de inteligencia realizados por cuerpos de seguridad del Estado hasta julio de este año, desde el principio de 2014 se detectó que 12 alcaldes de Guerrero pueden tener vínculos con diferentes grupos criminales.

Entre estos alcaldes investigados está Francisco Javier García González, presidente municipal del PRI en Chilapa de Álvarez, a quien se le vincula con el cártel regional 'Los Rojos'. "Yo me he puesto en la disposición y en las manos de las autoridades competentes en el momento que lo consideren y en el lugar que me llamen", afirmó en entrevista con Adela Micha en Grupo Imagen.

"Soy político, es a lo que me dedico. Llevo tres elecciones ganadas, soy un hombre de trabajo", afirmó.

Ante el supuesto vínculo con 'Los Rojos', consideró que es obvio que ante los hechos violentos de julio, "fuimos el ojo del pueblo, del estado, de la nación".

"Estoy en la apertura en mi municipio para atender cualquier llamado.

"Nunca he tenido ningún vínculo (con la delincuencia) y estoy dispuesto a demostrarlo", aseguró.

El presidente municipal dijo que ante los hallazgos de 16 cuerpos calcinados y mutilados en menos de una semana, "estamos llenos de temor y consternación"

El 27 de noviembre, policías municipales hallaron 11 cuerpos decapitados y calcinados en una brecha de terracería a unos 200 metros del crucero que conduce a la población de Ayahualulco, de la carretera Chilapa-Chilpancingo.

Dos días después, los cuerpos de cinco personas calcinadas fueron hallados en el interior de una camioneta cerca de la cabecera municipal de Chilapa de Álvarez.

El alcalde de Chilapa confió en que con la llegada de 500 efectivos del Ejército y elementos de fuerzas especiales, se haga una lucha frontal a la delincuencia organizada.

"Mi deseo es que la Procuraduría (General de la República) retome los dos casos de los últimos días y que se le haga una lucha frontal a la delincuencia", afirmó.

El padre que busco a sus hijos por todo el estado, un desaparecidos en Tamaulipas.

Posted: 02 Dec 2014 12:29 PM PST

Este Reportaje de Investigación fue publicado por El Barrio Antiguo es un periódico semanal que se fundó en mayo de 2013.

Para servir al Barrio Antiguo y sus alrededores en Monterrey, Nuevo León el relato que aqui les presentamos se publico originalmente en Febrero del 2014. Como Nota: En la actualidad ninguna autoridad los busca hacen caso omiso y no tienen el armamento ni la estrategia.

Para la lucha antinarco los poderes facticos mienten y ya no hablan de las desapariciones ni la violencia en el norte del país la gente se ciega y es un círculo vicioso que empaña el optimismo de México.

Lo primero que descubrió Arturo Román García sobre la desaparición de sus hijos fue que unas camionetas grises llegaron al restaurante Don Pedrito, en San Fernando, Tamaulipas, donde Natanael y Axel estaban a punto de cenar unas arracheras con papas asadas envueltas en papel aluminio. De las camionetas descendieron hombres armados con el rostro descompuesto, entraron al lugar como si tuvieran hambre voraz, fueron a la mesa de los jóvenes, los sometieron y se los llevaron.

Desde esa noche nadie tiene noticia de ellos en el Distrito Federal.

¿Por qué desaparecieron? El secuestro por motivos económicos quedó descartado. Roman García, paramédico, nunca ha recibido una petición de dinero a cambio de la liberación de sus hijos. Como la camioneta Grand Caravan blanca en la que viajaban Natanael y Axel estaba cargada de mercancía estadounidense, los misteriosos desaparecedores quizá pensaron que eran comerciantes con dinero. Otra hipótesis que el paramédico elaboró tras sus investigaciones en Tamaulipas es que fueron confundidos con integrantes de uno de los bandos rivales de Los Zetas, ya que la camioneta tenía placas de Jalisco, un estado de donde suelen provenir los enemigos del clan de la última letra. También le han comentado que la desaparición pudo haber sido provocada por algo tan caprichoso como los tatuajes que llevaba el mayor de sus hijos. El día que desapareció, Natanael vestía un short basquetbolero y el jersey de un equipo de la NBA. Al descubierto le quedaban diez imágenes grabadas a lo largo de sus 1.95 metros de cuerpo.



***

El primer viaje que hice a Tamaulipas para buscarlos fue en avión, pero los demás han sido en carro.

Lo que hago es salir del Distrito Federal de noche para llegar a Tamaulipas cuando amanece.

Llegas a la procuraduría de Ciudad Victoria y te ofrecen café, galletitas, refresco y hasta un lonche.

Pero les digo: yo no vengo a ver qué me puedes ofrecer de comer, vengo a buscar a mis hijos.

Eso es lo que quiero.

Te recibe una mujer encargada de relaciones públicas que se llama Beatriz.

Beatriz te terapea, dice que están en la mejor disposición de ayudarte.

Esa secretaria me hizo el favor de enseñarme todas las fotos de los cuerpos que no estaban identificados. (Es que cuando hay un muerto, los de servicios periciales toman fotos). Y ahí estuve, una hora y media viendo fotos de muertos. Había fallecidos de todo tipo.

Pero no estaban mis hijos entre ellos.

Buscaba los tatuajes de Natanael, los lunares de Axel…

Al principio, la Procuraduría de Tamaulipas no quería buscarlos. Dos semanas después de la denuncia, nos mandó un aviso en el que notificaba que iniciarían la búsqueda de mis hijos… en hoteles, bares y plazas públicas.

Como si los hubiera desaparecido una parranda y no la guerra que hay en Tamaulipas.

Eso me contó el paramédico cuando empezamos a platicar.

Luego dijo:

Yo lo que vine a hacer a este mundo ya lo hice. De ahí me sale la fuerza para buscar a mis hijos.

El paramédico es papá de Natanael y Axel, dos jóvenes de 35 y 21 años, nacidos en el Distrito Federal, a los que se tragó una de las máquinas de guerra que operan en el noreste de México. Los desaparecieron en San Fernando, Tamaulipas, el 25 de agosto de 2010, dos días después de que en el mismo municipio fueran encontrados 72 migrantes asesinados de un tiro en la cabeza.

Le insisto, Diego: yo lo que vine a hacer a este mundo ya lo hice. Por eso voy a hallar a mis hijos a como dé lugar.

El papá de Natanael y Axel trabaja en una ambulancia del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en la Ciudad de México. Ahora conduce una investigación propia para saber dónde están sus hijos.

Antes de ir a Tamaulipas, acudió al cuartel de la policía federal, allá en el DF, donde insistió hasta conseguir los números e incluso los domicilios de quienes usaron los teléfonos de sus hijos en los días siguientes. Las llamadas eran muy prolongadas, hechas a Coatzacoalcos, Veracruz. Con las pruebas en mano, hizo una cita con un alto mando federal. Le pidió que investigaran a las personas que vivían en los domicilios a donde se hacían las llamadas y que los interrogaran sobre el paradero de sus hijos.

—Porque yo no puedo hacer nada, ¿o qué puedo hacer con los teléfonos y las direcciones? —le dijo al alto mando de la policía federal.

Cuando el paramédico me contaba esto, lo acompañaba un amigo silencioso que intervino hasta ese momento: "Claro que puedes hacer algo. Conseguimos unas buenas metralletas y vamos a buscarlos". El hombre meditó lo que acababa de decir. Se arrepintió un poco… o no sé. "Bueno, pero el problema es que a lo mejor te detienen y te meten a la cárcel cuando te pongas a conseguir las armas, porque a lo mejor para eso sí hay ley".

—Bueno, estoy hasta dispuesto a ponerme un chip con GPS y entrar a la zona de San Fernando a quedarme hasta encontrar a mis hijos —le dijo el paramédico al funcionario de la policía federal.

—¿Y luego?, ¿quién va a ir por usted?

Hubo silencio. El funcionario continuó:

—Le voy a ser franco: cuando yo sé que va a haber desmadre en San Fernando, hasta saco a mis muchachos de ahí, porque si no me los matan. Ahí no se puede hacer nada ahorita. Está demasiado caliente. No le rasque.




***

Buscar a un hijo desaparecido en Tamaulipas es recorrer el mundo al revés. Cuando el paramédico conoció al presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Tamaulipas, éste le preguntó que por qué no traía de perdido una pistola. La primera vez que habló con la secretaria del procurador, la mujer le dijo que no buscara a sus hijos, que no se podía hacer nada porque había un estado de excepción, que mejor ni fuera para allá. Otro funcionario del Ministerio Público en San Fernando le confesó que aunque había cientos de denuncias, ninguna se investigaba, que cada quien, bajo su propio riesgo, tenía que hacerla por su cuenta porque no había la infraestructura, ni los elementos ni, sobre todo, la orden superior para hacerlo, aun cuando campamentos de los grupos de la guerra fueran perfectamente visibles en ciertos ranchos o en ciertas brechas de San Fernando y otros municipios.

Pero el paramédico del Distrito Federal estaba decidido a investigar.

Le vuelvo a insistir: yo lo que vine a hacer a este mundo ya lo hice.

Por eso voy a hallar a mis hijos a como dé lugar.

***

El paramédico me acerca al oído la bocina de su teléfono celular para que escuche la grabación de la entrevista que le hizo Salvador Camarena a su hija en W Radio. El día que nos conocimos se cumplían nueve meses de la desaparición de sus hijos. Estaba contento porque avanzaba en sus conocimientos de internet. Lo hacía a contracorriente, sabiendo que era clave para mantener viva su pesquisa.

Sin embargo, su búsqueda era algo en absoluto virtual. Para ese entonces había ido veinte veces a Tamaulipas. Unos días antes de la cita acababa de recorrer una decena de morgues de la frontera noreste. Lo hizo luego de que un funcionario de la procuraduría tamaulipeca le hablara por teléfono para decirle que le habían recomendando mucho su caso y que quería una cita con él. Le pidió que viajara a Ciudad Victoria para tomarle una muestra de ADN. En esos días de marzo de 2011 estalló la noticia de que habían sido halladas una decena de fosas comunes en San Fernando con más de 200 cadáveres.

Querían comparar su material genético con el de los restos recién desenterrados en aquel paraje tamaulipeco.

El paramédico viajó a Tamaulipas. Pese al estruendo mediático que provocó el caso y la atención nacional enfocada por ese breve instante en San Fernando, el paramédico se topó, como si no pasara nada, a los espías del narco, los halcones. Incluso ellos eran ahora más burdos que en los viajes anteriores. Se ponían a gritar por aparatos de radio las características del coche; decían que traía placas del DF, que era de tal color, que llevaba tal número de pasajeros…

El paramédico dejó su ADN en la procuraduría de Tamaulipas con la esperanza de encontrar a sus hijos, aunque fuera muertos.

Esa vez también pudo platicar con los dueños de dos funerarias de San Fernando ("una señora güera y un rubio barbón con sombrero vaquero"). Entre las decenas de muertos desconocidos que ambos guardaban en sus negocios fúnebres no había ninguno con las características de Natanael ni de Axel. (Natanael tiene tatuado en el pecho la palabra agnóstico y en el brazo izquierdo golondrinas y samuráis peleándose; casi pegada a su hombro hay una calaverita). La señora güera dueña de la funeraria le explicó al paramédico que aunque tenga mucho tiempo de muerta una persona, los tatuajes en el cuerpo prevalecen, a menos, claro, que los restos sean puro hueso. Pero de ese tipo de muertos —que por supuesto que los hay en Tamaulipas —no había en sus pequeñas funerarias, que de un día a otro recibían más cuerpos que la morgue de Los Ángeles entre semana.

Después, de San Fernando el paramédico viajó a Matamoros.

Llegó de noche. Prefirió cruzar a Brownsville, Texas, para dormir ahí. A la mañana siguiente, afuera de la morgue de Matamoros había un mar de gente buscando a sus familiares, sobre todo personas procedentes de Querétaro, Toluca y San Luis Potosí. Había muchos niños a quienes también les pedían pruebas de ADN; niños buscando padres desaparecidos. Pasaban de cinco en cinco a un cuchitril oficial para describir a los familiares que andaban buscando y ver si coincidían con alguno de los más de 200 cadáveres sacados de las fosas. De acuerdo con los pensamientos del paramédico, los funcionarios los estaban haciendo pendejos porque no les tomaban pruebas de ADN ni nada. Se encabronó. Quiso levantar a la gente, que se protestara ahí mismo, pero no tuvo eco alguno; en el pasillo de la Quinta Agencia del Ministerio Público de Matamoros, el mar de familiares permaneció callado. Sólo querían encontrar a sus desaparecidos. No buscaban más problemas.

Les dije: tenemos que hacer algo, señores. Estamos sufriendo un dolor grande. Los invito a que nos manifestemos saliendo de aquí, que vayamos a la presidencia o hagamos algo.

Nadie contestó.

En los días en que platiqué por primera vez con el paramédico, acababan de matar a Marisela Escobedo frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua por exigir castigo para el asesino de su hija; por hacer lo mismo que él estaba haciendo en Matamoros.

***



Aquella noche de la arenga solitaria, un tráiler estacionado afuera de la morgue arrancó y se llevó la mitad de los cadáveres al DF. El paramédico se fue a dormir otra vez a Estados Unidos, al hotel 88 Inn. Esa vez viajaba en un Cavallier 2002 de cuatro puertas. A la mañana siguiente salió de regreso al Distrito Federal. Se fue de Matamoros a Reynosa, de Reynosa a Monterrey y de ahí, pasando Saltillo, en Los Chorros, paró por primera vez. Bajó en un Oxxo para ir al baño y comprar bebidas y alimentos. Imaginó que unos muchachos parados afuera de la tienda eran halcones.

Lo más probable es que fuera su paranoia.

O no.

Al retomar la carretera, de Saltillo a Matehuala, recordó su primer viaje a Tamaulipas tras la desaparición de sus hijos. En aquel viaje, cuando iba saliendo de San Fernando, donde acababan de matar al agente del Ministerio Público y las oficinas estaban cerradas, llenas de impactos de bala, se topó a unos halcones.

Aceleró.

Veinte kilómetros después su mujer le dijo:

—¿Por qué vas tan rápido?

—Es que quiero que nos pare una patrulla para decirle que nos topamos con estos halcones.

Ciento cincuenta kilómetros después los paró un federal. El paramédico le contó lo sucedido. El federal se rió.

—Mejor denle más rápido —le dijo.

Antes de trabajar en el IMSS, el paramédico fue chofer en Omnibus de México. Como conductor de autobuses de pasajeros conoció todos los pueblitos del noreste del país. Pero sus recuerdos más intensos de aquellos años son de allá por Chihuahua. No son memorias peligrosas.

Recuerda la pobreza de la sierra Tarahumara, en especial una noche de invierno muy fría en la que vio a niños rarámuris casi desnudos caminando por un pueblo turístico llamado Creel. Les dio la cobija de estambre con la que él se dormía en el autobús. Al día siguiente los volvió a ver igual, a la intemperie.

—¿Y la cobija? —preguntó.

—Ya la vendimos.

***

De regreso al DF le dijeron que en 45 días le notificarían los resultados de su prueba de ADN. De todos los cadáveres que brotaron de las fosas de San Fernando, sólo cuatro fueron identificados: dos de Tlaxcala y dos de Querétaro. Nada de Natanael ni Axel.

Así cómo están las cosas no se puede aclarar nada de lo que le pasó a mis hijos.

Cada quien trabaja para su santo. No hay coordinación entre las dependencias de gobierno.

El ADN lo sacan con una pinchada de aguja. Todo es mentira porque la prueba vale como 25 mil pesos y no creo que los del gobierno sean tan buena gente como para gastarse ese dinero en el pueblo.

Antes el narco era como el diablo: todo mundo sabía que existía, pero nadie lo veía. Ahora no. Este presidente se sentía tan espurio que le subió el sueldo a los militares un 40 por ciento y luego un 50 por ciento más. Y aún así, como quiera hay muchos desertores.

Y mucho narco.

Y muchos desaparecidos. Sobre todo en Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas…

***

El paramédico fue contactado por un policía judicial que le ofreció encontrar a sus hijos. Según él, tenía acceso a Los Zetas; sonaba como un investigador serio de los bajos mundos. Antes de su primera incursión a Tamaulipas, le pidió ropa al paramédico para dárselas a sus hijos en cuanto los encontrara. Dijo que conocía a "la gente", que Natanael y Axel seguramente estaban en un rancho enorme del noreste recibiendo entrenamiento o esclavizados, haciendo ciertas tareas de las cuales prefirió no entrar en detalles. El policía resultó un estafador que les robó 100 mil pesos, dinero que el paramédico consiguió vendiendo un viejo camión de mudanzas que había comprado con sus ahorros y que rentaba en el barrio.

En realidad no hay quién entienda claramente esta guerra o sepa bien cuáles son sus pasadizos correctos, en caso de que haya necesidad de recorrerlos. Decían que el único que podía hacerlo era el general Arturo Acosta Chaparro, liberado de su encierro militar durante el gobierno de Felipe Calderón y comisionado para negociar con cárteles en las sombras. Pero el general fue asesinado en un taller mecánico del Distrito Federal meses antes de que acabara el sexenio de Calderón.

En los bajos mundos policiales que el paramédico conoció mientras buscaba a sus hijos, se dice que para tratar de entender algo que está todavía más enredado uno tiene que llegarle a los del Cártel del Sinaloa a través del PAN y a Los Zetas mediante algunos pesos pesados del PRI.

***

El 28 de agosto de 2010 aterrizó en Reynosa el avión comercial donde viajaba el paramédico. En el aeropuerto alquiló un carro y supo que algunos de los cuerpos de los 72 muertos de San Fernando (que luego se sabría que eran migrantes centroamericanos) los habían llevado a la funeraria La Paz, adaptada de improvisto como morgue. El hombre encargado de mostrar a los muertos le dijo:

—Mire, con las características que usted me está describiendo no hay ninguna persona. Todos los cuerpos que están aquí ya tienen muchos días de haber muerto. Le recomiendo que vaya al Semefo de aquí mientras yo le investigo qué hay en Matamoros y qué hay en San Fernando, porque nosotros estamos comunicados con todos.

El paramédico fue al Servicio Médico Forense (Semefo) de Reynosa acompañado por un vendedor de la funeraria, atento a ofrecer sus servicios en caso de que se necesitaran. Llegaron y no había nadie, nada más dos personas muertas, ninguna con las características de Natanael ni de Axel; eran un hombre mayor y una mujer.

De regreso en la funeraria, el paramédico volvió a insistirle al dueño que lo dejara ver los cadáveres.

—Pues es que no tiene caso que los vea porque estos realmente ya tienen mucho tiempo. Sus hijos, en caso de que estuvieran muertos, estarían frescos. Estos no lo están nada, pero ya me comuniqué a San Fernando y tienen cuatro personas jóvenes. Esos sí tienen características de sus hijos.

El paramédico partió rumbo a San Fernando acompañado por una de sus hermanas y su esposa. Antes de ir a las funerarias, llegaron a hospitales a preguntar por heridos, pero nada. Luego enfilaron el auto a la funeraria donde estaban los cuatro cadáveres. Ninguno era hijo suyo. Al paramédico — quien de joven fue chofer de una ambulancia fúnebre de la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal— le ha tocado ver el semblante de muchos muertos.

Ni su esposa ni su hermana entraron a las morgues de Tamaulipas.

El hombre que le enseñó a los cuatro jóvenes era un tipo muy amable. Le dijo:

—¿Quiere que se los descubra?

Ahí fue cuando el paramédico se dio cuenta de que en San Fernando no tenían a los cadáveres como debían. Los muchachos estaban tirados en el suelo, y no había charolas ni nada. Era un bodegón sin refrigeración. A los cadáveres sólo les echaban cal encima. Y ya.

El paramédico siguió ese día con sus investigaciones. En un restaurante le dieron otra pista: habían encontrado dos cadáveres rumbo a Méndez. Y hasta allá fue. Llegando se enteró de que ni siquiera había Ministerio Público en el pueblo. A los flancos del camino vio muchas camionetas nuevas, todas incendiadas. Iba fijándose si entre ellas no yacía el esqueleto de la Grand Caravan blanca en la que viajaban sus hijos cuando desaparecieron. No estaba.

Al regresar de noche a San Fernando, se topó con una patrulla de marinos cruzando el valle.

—No, pues mira, es que mataron al del Ministerio Público. Aquí nadie te va a tomar el acta —le contestó uno de los mandos.

—¿Pero entonces qué hago?

—Nosotros te recomendamos que te vayas a Matamoros para que levantes el acta allá. Y ya no sigas haciendo tantas preguntas… Y ni vayas a nuestra sede, porque aquí luego la gente te puede seguir.

Antes de regresarse a Matamoros, el paramédico fue a Don Pedrito, el restaurante donde estaban sus hijos a punto de cenar unas arracheras y papas asadas envueltas en aluminio. Le contaron lo que ya sabía: que habían entrado unos hombres con armas largas y que se los habían llevado a la fuerza, así, sin más.

***

—¿Va a seguir buscándolos?

—Personas de Estados Unidos me dijeron que un conocido le habló a su familia después de un año de haber desaparecido. Les dijo: "Todo está bien, no se preocupen" y colgó…

Tengo que seguirle. Tengo la esperanza de que están vivos, porque los dos tenían el don de ser buena gente, estaban estudiados… No es por menospreciar, pero casi todos los que agarran estos grupos son paisanitos. Tengo la esperanza de que la organización los tenga trabajando en algo.

Hay que hallarlos. Vivos o muertos, pero hay que hallarlos.



***

Natanael: elegido de dios, hebreo. Axel: hombre fuerte, danés.

A Natanael le gusta leer, Axel prefiere la televisión. Antes de desaparecer, Natanael leía Proceso cada semana y todos los libros y editoriales de Xavier Velasco que caían en sus manos. También las novelas de misterio del hijo de Stephen King, que firma como Hill para evitar ser una sombra de su padre.

Axel veía por las noches el programa de Fernanda Tapia en Dish TV. Se reía cuando la jocosa conductora presentaba "El Ejecutómetro", una sección sobre los muertos de la guerra del narco.

A Natanael le gusta la música contestataria. "Ellos dicen mierda" es una de sus canciones preferidas. Estudió ciencias de la comunicación en la ENEP Aragón de la Ciudad de México, aunque nunca ejerció. Mejor anduvo en lo del skateboarding. Desde que era estudiante viajaba mucho, sobre todo al País Vasco; le encantaba estar ahí.

Cuando salió de la universidad, se dedicó a buscar proveedores de patinetas en los shows de California para venderlas en el centro del país. Puso una tienda en el centro histórico de la Ciudad de México, en un pasaje comercial de la calle Regina. Su marca se llama Rasta Skate. La marca y la tienda desaparecieron junto con él.

***

No era la primera vez que Natanael y Axel atravesaban San Fernando. Natanael lo hacía dos o tres veces al año cuando viajaba rumbo a Estados Unidos a comprar artículos para su tienda. Axel estudiaba el cuarto semestre de ingeniería en el UNITEC y le pidió permiso a su papá para acompañar a su hermano a Estados Unidos durante el receso escolar. La intención inicial de Natanael y Axel era ir hasta San Antonio, pero en la aduana de McAllen les negaron el permiso para internase más allá de la frontera. Ante ello, Natanael y Axel viajaron por toda la orilla del Río Bravo durante dos días, buscando tiendas en las cuales abastecerse.

Además de artículos de skateboarding, compraron una cuna y cosas para León, el hijo de Natanael que estaba por nacer y que finalmente vino al mundo el 31 de diciembre del año en que su padre fue desaparecido por la guerra.

De regreso, Natanael le habló a su papá después de cruzar el Puente Internacional de McAllen y Reynosa. Acababan de pagar los impuestos por los mil dólares de mercancía importada. Eran las 7:00PM y le dijeron que iban a cenar en San Francisco. Además de la buena carne, les gustaba tomar un refresco de cola sabor ponche característico de la región, marca Joya.

Esa fue la última vez que el paramédico habló con sus hijos.

Luego supo que Axel alcanzó a enviar un mensaje de texto a uno de sus amigos de la universidad. Decía: "No mames güey, nos acaban de secuestrar. A mí me encajuelaron…"

Detienen a Christian Iván Martínez en Zapopan líder de grupo delictivo de San Luis Potosí

Posted: 02 Dec 2014 11:46 AM PST

CIUDAD DE MÉXICO, 2 de diciembre.- Fuerzas federales arrestaron en Zapopan, Jalisco, a Christian Iván Martínez Coronado.

Presunto jefe regional de los Beltrán Leyva que tiene su zona de operación en San Luis Potosí. La Comisión Nacional de Seguridad (CNS) informó que la captura de este presunto delincuente se logró gracias a la coordinación institucional entre las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de Gobernación (Segob), a través de la Policía Federal.

En un comunicado conjunto, el gabinete de seguridad detalló que la detención fue resultado de la captura de Enrique Hernández García, el 9 de agosto, quien administraba una agrupación delictiva en Chihuahua.

Christian Iván Martínez cuenta con diversas órdenes de aprehensión por los delitos de homicidio calificado y asociación delictuosa

El referido delincuente es hermano de Francisco Hernández García, actualmente prófugo y que presumiblemente coordina una célula delincuencial con influencia en Coahuila, San Luis Potosí, Chihuahua, y Sonora.

De acuerdo a los antecedentes, fuerzas federales cumplimentaron una orden de cateo y acudieron a un domicilio de la colonia Bugambilias, del municipio de Zapopan, donde atraparon a quien también se hacía llamar Jesús Daniel Coronado Martínez.

Christian Iván Martínez cuenta con diversas órdenes de aprehensión por los delitos de homicidio calificado y asociación delictuosa; se sabe que durante 2011 y 2012 se desempeñó como colaborador de Francisco Hernández, quien ordenó se le enviara a San Luis Potosí para asumir el control de la asociación delictiva en esta zona.

Las autoridades federales cuentan con información de que el ahora detenido lograba mediante amenazas se le otorgaran obras de construcción en diferentes municipios de la Huasteca Potosina, donde operaba a través de diferentes constructoras con las cuales compartía las ganancias.

También se le vincula con un enfrentamiento contra personal de la Secretaría de Marina en 2013 en esa misma región, durante el cual logró escapar.

El ahora detenido lograba mediante amenazas se le otorgaran obras de construcción en diferentes municipios de la Huasteca Potosina

Al momento de su aprehensión, Martínez Coronado tenía en su poder un kilogramo con una sustancia con las características de las metanfetaminas, un rifle de asalto AK-47, una pistola calibre .45 milímetros y dos vehículos.

Tanto el armamento, la droga y los vehículos como el propio Christian Iván Martínez quedaron a disposición de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).

La Comisión Nacional de Seguridad aseguró que con esta captura se afectó las estructuras delictivas que operan en el norte del país y sus capacidades operativas, de producción y distribución de droga en la región.

Mexicana de 51 años intenta ingresar 15 Kg de cocaína a Texas

Posted: 02 Dec 2014 11:27 AM PST

REYNOSA, 2 de diciembre.- Agentes de Aduana y Protección Fronteriza (CBP, por su siglas en inglés).

Apostados en el cruce internacional "Nuevo Amanecer", detuvieron a una mujer que intentó ingresar casi 15 kilogramos de cocaína a territorio estadunidense. Un millón de dólares es el valos de los 14.96 kilogramos de cocaína que la mujer llevaba en 14 paquetes

El portavoz de la dependencia aduanal, Phillip Barrera, señaló que el aseguramiento del narcótico se llevó a cabo en el puente fronterizo que une esta frontera con Pharr, Texas, hasta donde arribó la conductora de un vehículo Chevrolet Blazer, modelo 2001.

Mencionó que tras una revisión inicial a la documentación de la conductora y al vehículo, fue enviada a una segunda inspección con el auxilio de equipo de alta tecnología.

Indicó que el equipo de rayos X detectó 14 paquetes ocultos en el interior del vehículo, donde la conductora transportaba 14.96 kilogramos de cocaína, valuada en un millón de dólares en el mercado estadunidense.

El funcionario de la aduana agregó que la mujer, de 51 años de edad, de nacionalidad mexicana y con residencia en Reynosa, fue detenida y junto con la droga y el vehículo fue referida al Departamento de Seguridad Nacional, donde darán seguimiento a las investigaciones, con el fin de deslindar responsabilidades.

Mueren dos hombres durante balacera con militares en Sonora

Posted: 02 Dec 2014 11:17 AM PST

HERMOSILLO, 2 de diciembre.- La Policía Estatal Investigadora (PEI) de Sonora informó que dos hombres.

Perdieron la vida y uno más resultó lesionado luego de disparar contra elementos del Ejército que repelieron la agresión. La corporación indicó en un comunicado de prensa que los hechos, en los que los militares habrían actuado en legítima defensa, se registraron en las inmediaciones de Sonoyta.

En el noroeste del estado. 5 armas largas, tres de ellas AR-15 y dos de las llamadas "cuerno de chivo", fueron aseguradas, El enfrentamiento ocurrió en un camino de terracería en la colonia Ejido Jalisco y derivado de los hechos se aseguraron cinco armas largas, tres de ellas AR-15 y dos de las llamadas "cuerno de chivo".

También fueron decomisadas cuatro armas cortas, dos calibre 38 súper y dos más calibre .40, así como tres chalecos antibalas y varios cargadores y cartuchos útiles.

Los fallecidos no han sido identificados; uno de ellos presentó una herida de bala y lesiones por atropellamiento, mientras que el otro también tenía heridas, pues fue atropellado.

El lesionado fue identificado con el nombre de Édgar Moroyoqui Reyes, de 35 años, con domicilio en Ciudad Obregón, Sonora, y sufrió una herida por impacto de bala y su estado de salud se reporta grave.

De acuerdo con las primeras investigaciones, los hechos ocurrieron cerca de las 13:00 horas del lunes, cuando personal del Ejército Mexicano se encontró con un vehículo pick-up gris en un camino de terracería, ubicado a 80 kilómetros al este de la población de Sonoyta.

Los individuos que abordaban la unidad dispararon contra los militares, quienes repelieron la agresión, por lo que el vehículo retrocedió y en la maniobra tiraron a los sujetos mencionados y los arrollaron.

Con ello perdieron la vida y otros individuos se internaron en el monte, donde dejaron abandonada la camioneta pick-up.

Lugarteniente de El Chapo apela sentencia de 22 años de cárce

Posted: 02 Dec 2014 10:54 AM PST

CHICAGO, 2 de diciembre.- Un supuesto lugarteniente del jefe narco mexicano capturado Joaquín "El Chapo" Guzmán.

Apeló su sentencia a 22 años de prisión por su participación en una red de narcotráfico por valor de mil millones de dólares. El lunes se comunicó al juez que Alfredo Vásquez Hernández hizo su presentación ante el tribunal de apelaciones de Chicago.

Después de la respuesta de los fiscales, el tribunal de apelación de tres jueces oirá los argumentos orales. El juez Rubén Castillo dijo la semana pasada en la audiencia de sentencia en Chicago que había decidido imponer una sentencia severa para transmitir el mensaje de que los estadunidenses están hartos de los narcocárteles.

Gabriel Vásquez, hijo adulto del sentenciado, dijo a la prensa que el castigo era excesivo.

Continúan plagios en Chilapa a pesar del Mando Unico y toda la fuerza policial

Posted: 02 Dec 2014 10:45 AM PST

México.- En Chilapa de Álvarez, el municipio del centro de Guerrero donde 16 personas fueron asesinadas y decapitadas la semana pasada.

Opera desde hace cinco meses el Mando Único Policial, y la seguridad ya estaba a cargo de fuerzas estatales y de medio millar de militares, bajo la coordinación de un capitán el Ejército. Fue otra serie de asesinatos, 14 en 48 horas, lo que hace cinco meses motivó una reunión de emergencia del Grupo de Coordinación Guerrero.

En la que el alcalde de Chilapa, Francisco García González, alertó a mandos de las fuerzas armadas, de la Policía Federal, de la PGR y del entonces gobernador Ángel Aguirre, que la situación estaba desbordada.

El motivo de la violencia, señaló el alcalde, era la violenta disputa de dos grupos armados, Los Rojos y Los Ardillos, con un poder armado que superaba por mucho al de las fuerzas municipales. Incluso, la presidencia municipal tuvo que recomendar a los habitantes que se resguardaran en sus casas en una especie de "toque de queda" voluntario.

La semana pasada, fueron abandonados 11 cadáveres decapitados y calcinados, mientras que otras cinco personas fueron secuestradas por sujetos armados. Los cadáveres de dos de los plagiados, que eran comerciantes, aparecieron con otros tres que faltan por ser identificados.

De acuerdo con cifras oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a octubre de este año se abrieron 85 averiguaciones previas por homicidios en Chilapa, sin que se conozca el número de víctimas. Si a esto se suman los asesinatos ocurridos en la última semana, ya son cerca de un centenar de personas que han perdido la vida.

Ejecutan a ‘La Yegua’, líder zeta en el sur de Veracruz

Posted: 02 Dec 2014 10:20 AM PST

XALAPA, Ver.- Fernando Vargas Domínguez, La Yegua, presunto líder de una célula de Los Zetas que opera en el sur de Veracruz.

Fue ejecutado esta tarde en el fraccionamiento Vista Mar de Coatzacoalcos. Sujetos fuertemente armados lo persiguieron hasta darle alcance y dispararon sus armas de alto poder sobre un vehículo Jetta rojo en el que viajaba.

Junto con La Yegua, de 35 años, perdió la vida María del Carmen Domínguez López, su madre. El abatimiento ocurrió en los cruces de Carrillo Puerto, entre Justo Sierra y Niños Héroes del puerto de Coatzacoalcos.

Donde el presunto criminal perdió el control de la unidad al subirse a un camellón e impactarse contra un poste de electricidad.

"Después del golpe se escucharon más disparos, muchos, y luego un chillido de llantas. Cuando salimos, vimos al joven tirado en el suelo, afuera, con el teléfono en la mano", relataron testigos a reporteros locales.

En la emboscada resultó herido un joven de 19 años que viajaba con La Yeguay quien se presume es su familiar. Pese a los disparos que recibió, el muchacho recriminaba a los policías el no haber hecho su trabajo para rescatar con vida a María del Carmen Domínguez, según los reporteros.

Más tarde, el gobierno de Javier Duarte emitió un comunicado en el cual señaló que Vargas Domínguez, quien estuvo detenido en el penal federal de Villa Aldama, acababa de recuperar su libertad.

En marzo de 2012 La Yegua fue identificado por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) como jefe de plaza en Coatzacoalcos y detenido en el fraccionamiento Vista Mar.

Durante su captura supuestamente se le decomisaron cinco armas largas, un lanzagranadas, dos armas cortas, dos granadas, 39 cargadores, un uniforme de la Policía Federal, mil 112 cartuchos de diferentes calibres, siete radios Nextel, dos teléfonos celulares, dos fornituras, ocho chalecos antibalas con la leyenda de Marina, un informe azul con la leyenda de Marina y dos tablas de castigos.

Confirma Sedena captura de "la Yegua", líder de sicarios
Armas de uso exclusivo de la Marina y fornituras oficiales, lo recuperado.

Operaba en Coatzacoalcos
Diario de Xalapa

25 de marzo de 2012

Redacción / Diario de Xalapa

Coatzacoalcos, Veracruz.- La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) confirmó la captura de Fernando Vargas Domínguez, "la Yegua", jefe de plaza en este municipio y a quien se le vincula con el atentado perpetrado en contra de la comandancia de la Policía Federal el pasado 26 de febrero.

Junto con el delincuente, los militares capturaron a tres maleantes más, a quienes les decomisaron un arsenal, uniformes clonados de la Marina y tres tablas de castigo.

La captura de "la Yegua" se llevó a cabo durante un operativo implementado por efectivos del Ejército en la colonia Vistalmar.

Fernando Vargas Domínguez, de 31 años de edad, fue sorprendido en su domicilio del callejón Serafín Olarte número 204, de la colonia antes citada, donde alrededor de las 11:00 horas del jueves se realizó un gran despliegue de militares que abarcó las calles Niños Héroes, Marcos Heredia y la prolongación de Hidalgo.

Fernando Vargas Domínguez fue detenido junto con Miguel Ángel Morín Mauricio, de 20 años de edad, apodado "el Chato", con domicilio en la calle Juventino Rosas edificio cuatro, de la colonia Playa Sol.

Previamente los efectivos castrenses capturaron en el fraccionamiento La Victoria a Jorge Blee Milla, de 32 años, "el Kike" y a la sexoservidora Itzel del Carmen Mijangos, de 33 años de edad, quienes se ocultaban en la calle Esmeralda número 604.

La captura de estas dos personas dio paso al segundo operativo en la colonia Vistalmar, donde se capturó a quien se considera el jefe de plaza del crimen organizado en esta ciudad.

A los detenidos los soldados les decomisaron cinco armas largas, un lanza granadas, dos armas cortas, dos granadas, 39 cargadores, un uniforme de la Policía Federal, mil 112 cartuchos de diferentes calibres, siete radios Nextel, dos celulares, dos fornituras, ocho chalecos antibalas con la leyenda de la Marina, un informe azul con la leyenda de Marina y dos tablas de castigos.

Además, los efectivos de la Sedena les confiscaron un Suzuki blanco, con placas YHE-4786,, con reporte de robo y una camioneta Jeep Patriot, que traía sobrepuestas las placas YHW-5881.

Los detenidos y lo asegurado fueron trasladados a la guarnición militar para posteriormente ser puestos a disposición de la PGR.

Nuevo grupo armado lanza amenazas, Fuerzas Especiales Dragón

Posted: 02 Dec 2014 10:14 AM PST

Las autodenominadas Fuerzas Especiales Dragón advirtieron con iniciar ayer la cacería de halcones pertenecientes.

A cárteles que operan en la zona de Zihuatanejo, Guerrero. En Guerrero surgió un nuevo grupo armado que advirtió con iniciar una limpia en contra de grupos criminales que operan en Zihuatanejo, en la región Costa Grande del estado.

Mediante el desplegado, el grupo que se autodenomina Fuerzas Especiales Dragón informó que iniciará ejecuciones y levantones en contra de los grupos delictivos Guerreros Unidos, Cártel Jalisco Nueva Generación y algún otro que realice actividades ilícitas.

"El día de mañana (hoy lunes) empieza nuestra cazeria (sic) de alcones (sic) y el fin de semana estaremos en varios puntos asiendo levantones, Tekila, copacabana, charco, Kisses, Jaguar y en el Beer en Ixtapa para que todos los civiles tomen precauciones y salgan bajo su propio riesgo".

El nuevo grupo armado advirtió que este lunes (ayer) emprendería una ofensiva en contra de halcones y sicarios al servicio de El Tigre, un líder criminal que opera en diferentes zonas de Ixtapa, Zihuatanejo. Identifican a dos sujetos como líderes de estas organizaciones, Adrián Reyes Cadena El Tigre y Alberto Bravo El Gavilán.

Asimismo, el autodenominado Fuerzas Especiales Dragón pidió a las autoridades locales que no intervengan y dejen de brindar protección a los grupos criminales de la región de la Costa Grande.

A la población civil, los hombres armados advirtieron extremar precauciones, porque atacarán los antros y bares ya mencionados: Tequila, Copacabana, Charco, Kisses, Jaguar y El Beer; así como en las colonias Emiliano Zapata, Noria, Correa, Vicente Guerrero, 12 de Marzo y Agua de correa.

Guerrero es uno de los estados, junto con Michoacán, Tamaulipas, Estado de México y Morelos, que enfrenta una ola de violencia y elevados índices delictivos.

En lo que va del 2014 se han registrado en la entidad 1,017 denuncias ante las agencias del Ministerio Público por homicidios. De ellas, 677 han sido de manera dolosa, es decir asesinatos intencionales.

Asimismo, se tienen contabilizados 49 denuncias por privaciones de la libertad; 72 extorsiones; 1,828 lesiones y 5,735 robos de diversos tipos.

Guerrero colinda con Michoacán, estado que ha padecido graves problemas de violencia e inseguridad, y mismo que desde enero de este año ha sido intervenido por gobierno federal con el fin de restaurar la paz y tranquilidad.

Consignan por ‘halcones’ a 5 policías de #PiedrasNegras

Posted: 02 Dec 2014 08:50 AM PST

PIEDRAS NEGRAS.- Porque presuntamente se les comprobó que colaboran como "halcones" de la delincuencia organizada.

Cinco de 15 policías municipales de Piedras Negras que la semana pasada fueron concentrados en Ramos Arizpe para practicarles exámenes de control y confianza, fueron consignados ante un Ministerio Público por el delito de facilitación delictiva.

Los preventivos, tres mujeres y dos hombres, fueron trasladados el 27 de noviembre por un grupo especial de elementos del GATE, quienes arribaron a la Dirección de Seguridad Pública y solicitaron a los 15 oficiales.

Primero revisarles sus vehículos, pertenencias y celulares y luego les notificaron que serían trasladados al Centro de Control y Confianza de Ramos Arizpe.

"Están a disposición del Ministerio Público, ante quien declaraban desde ayer por la mañana luego de que al realizárle exámenes de control y confianza, se encontraron situaciones irregulares", dijo Armando Luna, secretario de Gobierno.

Los elementos que informaban sobre los operativos de la Armada, el Grupo de Armas y Tácticas Especiales y el Ejército son como Liliana Guerrero García, Nancy Nataly Moreno Contreras, Ernestina Rodríguez Melchor, Ernesto Montelongo Domínguez, y Jesús Vara Rivas. Se hallaron evidencias de que colaboraban con la delincuencia organizada pues en sus celulares había mensajes de texto en un grupo de WhatsApp, reportando a integrantes del crimen organizado sobre operativos de las fuerzas del orden.

El alcalde nigropetense Fernando Purón Johnston, mostró en hojas impresas las conversaciones de WhatsApp a través del cual los agentes informaban a la delincuencia.

Trascendió que, en sus declaraciones, los detenidos revelaron que Félix Alberto López Arenas, responsable de coordinar a la Policía Municipal en Piedras Negras, también informaba a presuntos integrantes de la delincuencia, sobre las operaciones de militares, marinos y GATEs.

Purón dijo que se confirmó que tres números de celulares son de los municipales detenidos, porque corresponden a las solicitudes de empleo que llevaron a la Alcaldía.

"A mí me han mandado algunas personas que aspiran a ser cadetes y que tienen antecedentes penales", reveló el Edil, "¿y quién creen que me los está mandando?, pues el crimen organizado para infiltrar gente".

La Procuraduría General de Justicia está integrando la averiguación previa contra los preventivos detenidos y el agente del MP adscrito consignará el caso a un juez penal.

El Contralor Municipal de Piedras Negras, Ramón Pope, informó que los otros 10 policías municipales se integraron a sus labores. cotidianas luego de que no se les comprobó su participación con grupos delincuenciales.

Nombres: Liliana Guerrero García

Nancy Nataly Moreno

Ernestina Rodríguez Melchor

Ernesto Montelongo w Jesús Vara Rivas

Función: Reportaban a la delincuencia organizada, mediante WhatsApp, sobre operativos de la Armada, el Ejército y GATEs.

Evidencias: Tres celulares con tales mensajes son propiedad de los policías, según sus propias solicitudes de trabajo en la Alcaldía.

'Todos somos #Ayotzinapa; menos @EPN'

Posted: 02 Dec 2014 08:40 AM PST

Ciudad de México .- Luego de que el presidente Enrique Peña Nieto hiciera suyo el grito "todos somos Ayotzinapa".

Padres de los 43 normalistas desaparecidos desde hace más de dos meses en Iguala dijeron que Ayotzinapa son ellos y todos quienes los han apoyado a donde van."Queremos decirle a Peña, que él no es Ayotzinapa.

Ayotzinapa somos nosotros y todos quienes nos han apoyado a donde vamos", expresó uno de los familiares de los 43 normalistas desde el Ángel de la Independencia. En el mitin, padres de los estudiantes desaparecidos criticaron la falta de avances en la investigación y localización de sus hijos.

"Se cumple una semana más y otra semana más... Más de dos mes y nada. Pero no me voy a cansar. Los estamos esperando", mencionó Clemente Rodríguez, padre de uno de los normalistas.

Los familiares de los estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos exhortaron a denunciar los crímenes cometidos por políticos contra los ciudadanos, pues indicaron que debe de haber un cambio profundo de las instituciones.

Uno de los oradores denunció que las autoridades han querido cerrar la escuela de Ayotzinapa, "pero no vamos a permitirlo. Ahí estudian muchos hermanos".

Mientras que otro de los padres de los 43 estudiantes desaparecidos dijo que lo que pasó en Guerrero pasa en todo el país, por lo que pidió dejar la crítica y convocó a la unidad.

La marcha conformada por 20 mil personas partió del Zócalo; llevaban las fotos de los normalistas, flores blancas y consignas.



Se reportaron actos vandálicos en la fachada del Senado donde algunos grupos aventaron piedras, palos y realizaron pintas en el recinto, además de una sucursal bancaria.

Hasta el momento no hay personas detenidas, mientras que la policía capitalina resguarda la zona.

Acababa de salir de la cárcel y lo ejecutan de un tiro en la cabeza

Posted: 02 Dec 2014 08:28 AM PST

Hidalgo del Parral─ Un hombre fue asesinado en el interior de una vivienda ubicada en la calle Plan de San Luis número 53, el cadáver presenta un balazo.

De acuerdo a las primeras investigaciones el hoy occiso tenía ya varias horas de haber muerto al momento del hallazgo. Vecinos de la colonia Héroes de la Revolución reportaron que al interior de la casa un hombre estaba sin vida, ya que había huellas de sangre en la entrada de la vivienda.

Al lugar acudieron paramédicos de Cruz Roja quienes dijeron que el hombre había muerto tras recibir un balazo en la cabeza. Fue identificado como David Arreola Castañón de 39 años. El cuerpo fue llevado al anfiteatro para la necropsia de ley.

En el lugar fueron encontrados indicios de mariguana, droga a la cual era adicto el occiso, de acuerdo a los vecinos, quienes también informaron que tenía pocos días de haber salido de la cárcel.

Ejecutan a mujer y la arrojan en arroyo, envuelta en una sábana

Posted: 02 Dec 2014 08:25 AM PST

Una mujer fue asesinada y su cuerpo encontrado esta mañana, en un campo de futbol de la colonia Ampliación Felipe Ángeles.

El cadáver fue dejado en una pequeña zanja en un arroyo, un terreno que se localiza en el cruce de las calles Potrillo y Potranca. Policías Municipales reportaron que la víctima tenía puestas mallas negras, llevaba una bolsa oscura y calzaba zapatillas.

A simple vista se notaba que tendría unos 25 años y el cuerpo estaba envuelto en una sábana blanca. El reporte del hallazgo llegó a la central de emergencias 066 alrededor de las siete y media horas, por lo que minutos después arribaron oficiales preventivos y agentes ministeriales.

De momento las autoridades no adelantaron datos sobre la posible causa de muerte, por lo que se esperan los resultados de los estudios forenses.

Revelan alianza entre menonitas y cártel de Juárez

Posted: 02 Dec 2014 08:10 AM PST

Denver– Las autoridades estadunidenses dieron a conocer este lunes una alianza donde participó un grupo de menonitas mexicanos acusados de cultivar toneladas de mariguana y de trabajar con un el cártel de Juárez para enviar narcóticos a Estados Unidos.

Abraham Friesen-Remple fue uno de seis integrantes de una comunidad menonita asentada en Ciudad Cuauhtémoc, en el estado de Chihuahua, que fueron acusados de contrabandear droga en los tanques de gasolina de vehículos y dentro de maquinaria agrícola.

Friesen-Remple fue sentenciado el lunes en Denver a 15 meses de prisión después de declararse culpable de usar un teléfono para facilitar la distribución de mariguana. Un juez dijo que era posible que saliera libre el mismo día porque ya cumplió la sentencia.

Las autoridades dicen que una asociación así para traficar no es nueva. Pero el caso de Friesen-Remple ilustra cómo los menonitas trabajaban con el cártel de Juárez.

"Ya tienes acceso a la frontera y mano de obra entrenada en términos de uso de maquinaria pesada y soldadura, y cualquier cosa que puedas encontrar en la comunidad agrícola", dijo Glenn Gaasche, supervisor en la oficina antidrogas en Colorado.

Agregó que los menonitas, hábiles soldadores, podían llenar con mariguana un espacio secreto dentro de maquinaria agrícola antes de cruzar la frontera.

El papel exacto del cártel no está claro. Pero Gaasche dice que este tipo de organizaciones delictivas controlan el lado de la frontera mexicana y posiblemente no dejarían pasar toneladas de marihuana sin obtener una tajada de las ganancias.

La investigación incluyó escuchas telefónicas en las que fueron grabadas 32 mil 200 llamadas, tanto en español como en un dialecto alemán que utilizan los menonitas.

Las autoridades afirman que el grupo delictivo trasladó sus operaciones a Carolina del Norte a raíz de la detención de una persona que dirigía un taller de carrocería en Colorado Springs y que estaba involucrada en el caso.

Según documentos que obran en la corte, Friesen-Remple llevó un cargamento de marihuana —escondido en un bulldozer agrícola— hasta una casa en Shelby, Carolina del Norte. Agentes de la DEA que espiaban el teléfono de Friesen-Remple se enteraron que alguien le daba instrucciones desde México.

Un mes después, un miembro del grupo narcotraficante, que cooperó como testigo, dijo a los agentes que Friesen-Remple entregó 714 kilogramos de la yerba. Los agentes encontraron la marihuana durante un registro en la casa del acusado, de acuerdo con los expedientes en la corte.

Friesen-Remple fue arrestado el 20 de agosto de 2013 en el punto de ingreso de Santa Testa en Nuevo México. El menonita se declaró culpable de usar un teléfono para facilitar la distribución de la marihuana.

En la lectura de la sentencia, el juez federal Philip Brimmer destacó que Friesen-Remple carecía de antecedentes penales y tuvo una participación limitada en la distribución de droga.

La comunidad menonita en Chihuahua se remonta a la década de 1920, cuando miles de menonitas emigraron de Canadá al norte de México para preservar un estilo de vida enraizado en la agricultura y el rechazo al servicio militar.

Los menonitas continúan dedicados a la agricultura y la ganadería en comunidades aisladas.

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